El Vaticano publica un documento sobre la ideología de género, una «verdadera emergencia educativa»

La Congregación para la Educación Católica alerta de su imposición y de sus consecuencias




La Santa Sede es consciente de que uno de los grandes enemigos para la juventud es la imposición de la ideología de género en los colegios. Así lo ha manifestado el Papa en repetidas ocasiones y se lo han hecho saber obispos de todo el mundo que visitan Roma y que muestran su inquietud ante unos postulados ideológicos y acientíficos.
Para ello, la Congregación para la Educación Católica ha publicado un documento titulado Varón y mujer los creó. Para una vía de diálogo sobre la cuestión del gender en la educacióncon el que se pretende orientar y apoyar a los que deben enfrentarse desde el ámbito de la educación a esta ideología.
Imposición de un pensamiento único
El prefecto de esta congregación y responsable de este documento, el cardenal Giuseppe Versaldi, explica en una entrevista en Vatican News que este documento no es doctrinal sino más bien metodológico sobre “cómo educar a las generaciones más jóvenes para que se ocupen de estos temas en un momento en que hay mucha confusión al respecto. Estamos presenciando el riesgo de que se imponga un pensamiento único a las escuelas como un pensamiento científico que no podemos aceptar. Al mismo tiempo debemos ser capaces de dialogar, de renovarnos y de valorar lo bueno que ha surgido en la investigación sobre el género”.
Este texto, que también está firmado por Vincenzo Zani, secretario del Dicasterio para la Educación Católica, busca afrontar “una verdadera y propia emergencia educativa, en particular por lo que concierne a los temas de afectividad y sexualidad”.
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El cardenal Versaldi, prefecto de la Congregación para la Educación Católica, es el firmante del documento
En muchos casos, evidencia el Documento, han sido estructurados y propuestos caminos educativos que “transmiten una concepción de la persona y de la vida pretendidamente neutra, pero que en realidad reflejan una antropología contraria a la fe y a la justa razón”. La desorientación antropológica, que caracteriza ampliamente el clima cultural de nuestro tiempo – precisa el Documento – ha ciertamente contribuido a desestructurar la familia, con la tendencia a cancelar las diferencias entre el hombre y la mujer, consideradas como simples efectos de un condicionamiento histórico-cultural.
Negar la diferencia natural entre hombre y mujer
La educación y la misión a la que está llamada, según Amoris Laetitia, se enfrenta a esta ideología de género que “niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta –ideología- presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo”.
El documento vaticano, explica igualmente el cardenal Versaldi en la entrevista, que “existen argumentos racionales que aclaran la centralidad del cuerpo como subjetividad que comunica la identidad del ser. En esta luz se entiende el dato biológico de la diferencia sexual entre el hombre y la mujer. La formación de la identidad se basa en la alteridad y, en la familia, la confrontación con la madre y el padre facilita al niño en la elaboración de su propia identidad-diferencia sexual. El género ‘neutro’ o ‘tercer género’, en cambio, aparece como una construcción ficticia".
La importancia de una "positiva" educación sexual
Este problema que genera la ideología de género debe ser respondido con una “positiva y prudente educación sexual”. Este texto de la Congregación para la Educación Católica recuerda que la visión antropológica cristiana ve en la sexualidad un elemento básico de la personalidad, un modo propio de ser, de manifestarse, de comunicarse con los demás, de sentir, de expresar y de vivir el amor humano. Por eso, es parte integrante del desarrollo de la personalidad y de su proceso educativo.
Verdaderamente, en el sexo radican las notas características que constituyen a las personas como hombres y mujeres en el plano biológico, psicológico y espiritual, teniendo así mucha parte en su evolución individual y en su inserción en la sociedad", se afirma en el documento.
De este modo, el escrito añade que en el proceso de crecimiento “esta diversidad aneja a la complementariedad de los dos sexos,responde cumplidamente al diseño de Dios en la vocación enderezada a cada uno". 
La metodología que propone la Santa Sede en este caso pasa por tres actitudes: escuchar, razonar y proponer. El objetivo quiere ser favorecer “el encuentro con las necesidades de las personas y las comunidades. De hecho, escuchar las necesidades del otro, así como la comprensión de las diferentes condiciones lleva a compartir elementos racionales y a prepararse para una educación cristiana arraigada en la fe que “todo lo ilumina con nueva luz y manifiesta el plan divino sobre la entera vocación del hombre”.
Una mal entendida libertad
Pero el documento también plantea críticas y líneas rojas a la ideología de género en su “proceso progresivo de desnaturalización o alejamiento de la naturaleza hacia una opción total para la decisión del sujeto emocional”.
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“Con esta actitud, la identidad sexual y la familia se convierten en dimensiones de la ‘liquidez’ y la ‘fluidez’ posmodernas: fundadas solo sobre una mal entendida libertad del sentir y del querer, más que en la verdad del ser; en el deseo momentáneo del impulso emocional y en la voluntad individual”, añade el documento.
Esta ideología “induce proyectos educativos y pautas legislativasque promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente libres de la diferencia biológica entre el hombre y la mujer”.
La irrefutable realidad genética
Ante este avance de la ideología de género, el documento presenta “argumentos racionales” como que “desde un punto de vista genético, las células del hombre (que contienen los cromosomas XY) son diferentes a las de las mujeres (cuyo equivalente es XX) desde la concepción”.
El proceso de identificación de la persona “se ve obstaculizado por la construcción ficticia de un ‘género’ o ‘tercer género’. De esta manera, la sexualidad se oscurece como una calificación estructurante de la identidad masculina y femenina. El intento de superar la diferencia constitutiva del hombre y la mujer, como sucede en la intersexualidad o en el transgender, conduce a una ambigüedad masculina y femenina, que presupone de manera contradictoria aquella diferencia sexual que se pretende negar o superar”.
Por último, la Santa Sede ante la imposición de la ideología de género en la educación explica que “sin una aclaración satisfactoria de la antropología sobre la cual se base el significado de la sexualidad y la afectividad, no es posible estructurar correctamente un camino educativo que sea coherente con la naturaleza del hombre como persona, con el fin de orientarlo hacia la plena actuación de su identidad sexual en el contexto de la vocación al don de sí mismo”.
Puede descargar AQUÍ el documento íntegro de la Santa Sede (en italiano).

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