la-oracion.com Esta indicación que encontramos en hospitales, bibliotecas, centros de culto, debería estar escrito en el interior de cada persona. El hombre necesita silencio. Lo recordaba Pablo VI en su conocida homilía en Nazaret el 5 de enero de 1964: “Cuánto deseamos aprender la gran lección del silencio que nos ofrece siempre la escuela de Nazaret; cómo deseamos también que se renueve y fortalezca en nosotros el amor al silencio, este admirable e indispensable hábito del espíritu, tan necesario para todos nosotros, que estamos aturdidos por tantos ruidos y tumultos, tantas voces de nuestra ruidosa y, en extremo, agitada vida moderna”. Ambiente anti-silencio En efecto, el ambiente actual de baraúnda y ajetreo es, sin duda, obstáculo para el cultivo del silencio. La vida del hombre parece haber roto definitivamente los marcos tradicionales de la soledad comunitaria y del recogimiento religioso. Pero si ahondamos un poco con sagacidad o tacto, notaremos enseguida el