Engaños que el enemigo sugiere al pecador
Verdades olvidadas CONSIDERACIÓN 23 PUNTO 1 Imaginemos que un joven, reo de pecados graves, se ha confesado y recuperado la divina gracia. El demonio nuevamente le tienta para que reincida en sus pecados. Resiste aún el joven; mas pronto vacila por los engaños que el enemigo le sugiere. “¡Oh hermano mío! –le diré–, ¿qué quieres hacer? ¿Deseas perder por una vil satisfacción esa excelsa gracia de Dios, que has reconquistado, y cuyo valor excede al del mundo entero? ¿Vas a firmar tú mismo tu sentencia de muerte eterna, condenándote a padecer para siempre en el infierno?” “No –me responderá–, no quiero condenarme, sino salvar mi alma. Aunque hiciere ese pecado, le confesaré luego...” Ved el primer engaño del tentador. ¡Confesarse después! ¡Pero entre tanto se pierde el alma! Dime: si tuvieses en la mano una hermosa joya de altísimo precio, ¿la arrojarías al río, diciendo: mañana la buscaré con cuidado y espero encontrarla? Pues en tu mano tienes esa joya riquísima de tu al