El fin primero del cristiano no es la propia felicidad, sino la gloria de Dios
Una verdad olvidada: El fin primero del cristiano no es la propia felicidad, sino la gloria de Dios.
Por Il Cammino dei Tre Sentieri. 31 de marzo de 2019.
Uno de los aspectos típicos del giro “antropológico” de la crisis postconciliar es haber olvidado una verdad sacrosanta de la Teología espiritual o, que el fin primero del hombre no es la propia santificación, sino siempre y en todo momento la glorificación de Dios.
Dos son los fines de la vida cristiana. Un fin último y absoluto y un fin próximo y relativo.
El primero (último y absoluto) es la gloria de Dios.
El segundo (próximo y relativo) es la santificación del alma.
En el ámbito de la gloria de Dios se puede hacer esta distinción: está la gloria de Dios intrínseca, y está la gloria de Dios extrínseca.
La intrínseca es aquella que brota de la vida íntima de Dios.
La extrínseca es la gloria que procede de las criaturas.
Debe recordarse que Dios es infinito y siendo tal, puede satisfacerse solo consigo mismo. Pero Dios es amor y, sólo por amor, ha creado gratuitamente, ha querido que otros participaran de aquellos que sólo Él posee: el ser. Entendiéndose que Dios creó para su gloria.
Veamos ahora la gloria de dios extrínseca. El fin último y absoluto de toda la vida cristiana es glorificar a Dios. El alma debe mirar principalmente hacia esto. Nada debe prevalecer sobre esto. El deseo de la propia salvación y de la propia santificación debe pasar a segundo orden. San Pablo lo dice claramente:
“Hacedlo todo para gloria de Dios.”[1]
En realidad a este pensamiento – contemplar únicamente a la gloria de Dios – los Santos han llegado al vértice de su itinerario espiritual. Sólo Jesús y María lo vivieron y lo pusieron en obra de inmediato.[2]
Después de la glorificación de Dios, subordinándola a ésta, el cristiano debe pensar en la santificación del alma propia.
La santificación es un objetivo de todos. Obviamente son diferentes los grandes a los que cada uno está predestinado. Pero – lo repetimos – el objetivo es de todos.
Hay una pregunta importante que debemos hacernos: ¿Qué se necesita para ser santos?
Hay dos actos:
1) Configurarse a Cristo
2) Unirse a Dios mediante el amor y en la perfecta conformidad a Su voluntad.
Dios es Verdad, Bondad y Belleza
Il Cammino dei Tre Sentieri
[Traducción de Dominus Est. Artículo original]
*permitida su reproducción mencionando a DominusEstBlog.wordpress.com
[1] 1 Corinti 10,31.
[2] Cfr.A.Royo Marin, Teología de la perfección cristiana, n.11.
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