Introducción
- Dios mío, ven en mi auxilio.
- Señor, date prisa en socorrerme.
- Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Primer gozo - El ángel Gabriel anuncia a María el Nacimiento de Jesús.
- Lc 1,30-31.38 y reflexión
El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios
y vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.
Dijo María: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y el ángel dejándola se fue.
- Padre nuestro, 10 avemarías y gloria
Oh María, Virgen de la escucha, tú eres la llena de gracia, tú eres la humilde esclava del Señor. Tú has dado libremente tu sí al anuncio del ángel y te has convertido en madre del Hijo de Dios hecho hombre. Enséñanos a decir siempre sí al Señor, aunque nos cueste.
Segundo gozo - María visita a su pariente Isabel
- Lc 1,39-42 y reflexión
En aquellos días, se levantó María y se fue con con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá;entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo;y exclamando con gran voz, dijo: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno;
- Padre nuestro, 10 avemarías y gloria
Tú, María, madre del Señor, llevando a Jesús, que ha tomado cuerpo en ti, vas a visitar con gozosa premura a la anciana prima Isabel, para ponerte a su servicio. A tu saludo, su hijo es santificado por la presencia del Salvador. Enséñanos, Madre de Dios, a anunciar y llevar siempre a Jesús a los demás.
Tercer gozo - Jesús, Hijo de Dios, nace de la Virgen María.
- Lc 2,6-7 y reflexión
Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.
- Padre nuestro, 10 avemarías y gloria
Oh María, madre siempre Virgen, en la pobreza de una cueva has dado a luz a Jesús, venido al mundo para nuestra salvación. Tú adoras como Hijo de Dios al que has engendrado. Guíanos por el camino de una fe viva en Jesús, nuestro Señor y Salvador.
Cuarto gozo - Unos magos de Oriente adoran al niño Jesús en Belén.
- Mt 2,1.11 y reflexión
Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén,
Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra.
- Padre nuestro, 10 avemarías y gloria
Oh María, pobre y humilde de corazón, enséñanos a no juzgar, sino a confiar únicamente en la misericordia de Dios, que no hace distinción de personas. Porque, si nuestra fe no se traduce en obras, muchos "magos" nos irán por delante en el reino de los cielos.
Quinto gozo - María y José encuentran al niño Jesús en el Templo.
- Lc 2,43.46.48-49 y reflexión
y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres.
Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles;
Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: "Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando."
Él les dijo: "Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?"
- Padre nuestro, 10 avemarías y gloria
Oh María, Virgen del silencio, tú saltas de gozo al encontrar a Jesús en el templo de Jerusalén, y adoras el misterio del Hijo de Dios Creador, que en Nazaret vive obediente a sus criaturas. Enséñanos a buscar siempre a Jesús y a vivir en su obediencia.
Sexto gozo - Jesús resucita victorioso de la muerte y se aparece a los suyos
Jn. 20; 1-18
20 El primer día de la semana, muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que habían quitado la piedra que cubría la entrada. 2 Así que fue corriendo a ver a Simón Pedro y al otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
—¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!
3 Pedro y el otro discípulo se dirigieron entonces al sepulcro. 4 Ambos fueron corriendo, pero como el otro discípulo corría más aprisa que Pedro, llegó primero al sepulcro. 5 Inclinándose, se asomó y vio allí las vendas, pero no entró. 6 Tras él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. Vio allí las vendas 7 y el sudario que había cubierto la cabeza de Jesús, aunque el sudario no estaba con las vendas sino enrollado en un lugar aparte. 8 En ese momento entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; y vio y creyó. 9 Hasta entonces no habían entendido la Escritura, que dice que Jesús tenía que resucitar.
Jesús se aparece a María Magdalena
10 Los discípulos regresaron a su casa, 11 pero María se quedó afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro, 12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies.
13 —¿Por qué lloras, mujer? —le preguntaron los ángeles.
—Es que se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto —les respondió.
14 Apenas dijo esto, volvió la mirada y allí vio a Jesús de pie, aunque no sabía que era él. 15 Jesús le dijo:
—¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas?
Ella, pensando que se trataba del que cuidaba el huerto, le dijo:
—Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo iré por él.
16 —María —le dijo Jesús.
Ella se volvió y exclamó:
—¡Raboni! (que en arameo significa: Maestro).
17 —Suéltame, porque todavía no he vuelto al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes.”
18 María Magdalena fue a darles la noticia a los discípulos. «¡He visto al Señor!», exclamaba, y les contaba lo que él le había dicho.
- Padre nuestro, 10 avemarías y gloria
Oh María, fuente del gozo, tú eres la madre del Señor resucitado. Él es quien ha vencido la muerte. El es nuestra esperanza en el camino de la vida. Enséñanos, María, a vencer la muerte del egoísmo, para vivir en la resurrección del amor.
Séptimo gozo - María es elevada al cielo y coronada como reina y primicia de la humanidad redimida.
- Ap 11,19; 12,1 y reflexión
Y se abrió el Santuario de Dios en el cielo, y apareció el arca de su alianza en el Santuario, y se produjeron relámpagos, y fragor, y truenos, y temblor de tierra y fuerte granizada.
Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza;
- Padre nuestro, 10 avemarías y gloria
Oh María, Reina de los ángeles y de los santos, coronada de gloria y honor en el gozo sin fin del paraíso, tú brillas delante de nosotros como estrella de la mañana. Enséñanos, Madre, a caminar por el mundo con la mirada puesta allá donde está el gozo auténtico y definitivo.
Saludo a la Virgen
Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, que eres Virgen hecha Iglesia, y elegida por el Santísimo Padre del Cielo, consagrada por él con su santísimo Hijo amado y el Espíritu Santo Paráclito, en la que estuvo y está toda la plenitud de la gracia, y todo bien.
Salve, palacio suyo; salve, tienda suya; salve, casa suya, salve, vestidura suya; salve, sierva suya; salve, madre suya, y todas vosotras, virtudes santas, que por la gracia y la iluminación del Espíritu Santo sois infundidas en el corazón de los creyentes, para que de infieles se vuelvan fieles a Dios.
Conclusión
Oremos: Oh Dios, que en la gloriosa resurrección de tu Hijo has devuelto la alegría al mundo entero, concédenos por intercesión de la Virgen María poder gozar de las alegrías sin fin de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
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