Necesidad de Santos: Comentario 16 de Marzo del 2018
Autor: Padre Manuel de Jesús de los Santos
Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra,
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
El
Padre Luis Butera Vullo, fundador de los Misioneros Servidores de la Palabra,
platica una anécdota donde un grupo de personas encapuchadas y armadas llegan a una Iglesia donde se está celebrando
la misa. Estas personas comienzan a gritar, a blasfemar y amenazar tanto a los
fieles que se encuentran en la Iglesia como al mismo sacerdote. Dentro de todo,
les hacen la propuesta de que todo aquél que verdaderamente se considere
cristiano y que esté dispuesto a morir que se quede dentro del templo, pero
todo aquél que renuncie a su fe en Cristo y que no quiera morir, que se salga y
se vaya en ese mismo instante. Obviamente que todos se llenaron de miedo, la
mayoría comenzó a correr y a salirse del templo, solo unos cuantos se quedaron
dispuestos a enfrentar todo lo que estuviera por venir. Sin embargo, cuando la
mayoría se hubo salido del templo, los encapuchados se descubrieron el rostro y
le dijeron al sacerdote: - Padre, ahora si puede continuar con la misa con los
que de verdad se consideran cristianos, no solo de palabra, sino de corazón,
los que están dispuestos a dar la vida. Todos los hipócritas ya se fueron,
ahora si puede seguir.
Justamente
en las lecturas de la liturgia de la Palabra de hoy, se nos habla de la
necesidad que hay de hombres buenos que amen a Dios, que estén dispuestos a
defender la fe, y que amen y respeten la vida de los demás. Hay una gran
necesidad de líderes que guíen a los demás por el buen camino, por el camino de
la justicia y de la honestidad a pesar de las dificultades o de personas que de
repente se van a poner en contra y que van a tratar de eliminar cualquier
proyecto, pensamiento o persona que favorezca y promueva la fe, la paz y la
vida. Por eso el cristiano ha de tener una espiritualidad profunda, una
conciencia clara y un temple acompañado de una paciencia capaz de soportar y
resistir cualquier situación desagradable y adversa.
“El
pueblo siempre tiene necesidad de líderes que lo lleven por el buen camino y
así alcanzar el éxito deseado. En estos tiempos de confusión, violencia y
locura, se necesitan líderes inspirados que lleven al camino de la salvación.
Durante toda la historia de la Iglesia han surgido esas personas inspiradas que
han conducido a la sociedad, desde su vida desesperada, al puerto de la paz y
de la caridad fraterna. Son los santos que Dios ha suscitado en todo tiempo y
en todas partes. Sobre todo en estos tiempos tormentosos y llenos de confusión,
se necesitan muchos santos. Estos no son solamente los que están sobre los
altares, sino toda persona que vive humilde y generosamente la amistad con
Cristo.
Los
enamorados de Cristo cuentan siempre con la presencia del Espíritu Santo, que
los hace luminares de la historia de los hombres. En ellos, se cumple la promesa
del Señor: “cuando les llegue el momento de hablar, el Espíritu Santo les
enseñará lo que deben decir”. En estos tiempos llenos de errores, los hombres
se equivocan fácilmente y pierden la meta de la verdadera felicidad. Las mentes
más privilegiadas que ocupan lugares estratégicos para dirigir la historia de
la humanidad, se han equivocado fatalmente. Basta dar un vistazo a la economía
mundial, que va engordando la riqueza de pocos y deja a la mayoría de los
hombres cada vez más en la miseria.
Esta
es la historia actual que avanza por ese falso error. A esto hay que añadir la
violencia fratricida que se expande en nombre de la ley, los malos que son cada
vez más ávidos de dinero y pululan en todas partes, queriendo acabar con el
orden establecido. Un último espectáculo que no podemos no ver, es la cantidad
exuberante de deprimidos. Según estadísticas de la ONU, más de 700 millones de
personas sufren la depresión. Hoy más que nunca, el mundo necesita de líderes
que cuenten con la luz del Espíritu Santo. Y estos, como ya se dijo, son los
santos. Nuestros tiempos reclaman urgentemente la acción de muchos santos.
Tengamos
siempre presente que, al descubrirnos el Señor su amor, nos llama a
intensificar nuestra amistad con él, a ser santos para el bien de la humanidad.
Nadie tiene el derecho de descalificarse y salir fuera del camino de la
santidad por su vida de pecado, porque nadie tiene capacidad de agotar la
infinita misericordia de Dios.
El
señor al perdonarnos, nos invita a su amistad, sin excluir a nadie. Grandes
santos fueron antes grandes pecadores. Es suficiente recordar a San Agustín,
quien se dejó atrapar por la amistad de Cristo, después de una vida de pecado y
de oposición a él, y resultó un gran santo. Dios lo quiere; la humanidad nos lo
reclama: que cada uno que ha experimentado la misericordia de Dios dé
generosamente la respuesta, emprendiendo el camino de la humildad, sacrificio y
caridad”. (“Es profetismo no matemática”,
P. Luis Butera Vullo). Pidamos al Señor que nunca nos abandone, sobre todo en
el momento de la prueba, que nunca nos dejemos vencer por el mal, porque el
Santo, vence al mal a fuerza de bien con la ayuda de la gracia de Dios. María,
auxilio de todos los cristianos, ruega por nosotros.
Amén
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