Olvidar el pasado.
El pasado nos impide volver a empezar, porque nos hacer recordar lo que fuimos o lo que dejamos de ser, y nos ata las alas del espíritu para poder desplegarlas y comenzar una nueva vida.
Debemos aprender a vivir el momento presente, sin lamentarnos por el pasado, porque mientras pensamos y repensamos en el pasado, se nos pasan las horas y los días, y así nunca comenzamos de nuevo.
Y tenemos que hacer el esfuerzo de olvidar también las ofensas que nos hicieron, porque si guardamos rencor y odio, y no sabemos perdonar de corazón, seguiremos siempre atados no sólo al pasado, sino a Satanás, que nos tendrá capturados en su red, y así no tendremos nunca paz, porque la paz viene de un corazón reconciliado con Dios y con los hermanos.
Dicen los santos que: “La imaginación es la loca de la casa”. Y efectivamente tenemos que saber dominar y controlar nuestra imaginación, que nos lleva al pasado, o al futuro, y no nos deja vivir bien el presente, comenzando cada día una nueva vida.
Dejemos de lamentarnos por las cosas que hicimos o que no hicimos, pues Dios ya sabía desde la eternidad que las haríamos o que no las haríamos, y ha provisto para darnos la oportunidad de empezar de nuevo, y ser mejores personas a partir de hoy.
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