La oración

Muchas veces, te habrán presentado la oración como algo inalcanzable, como una "especialidad" de los monjes o de la gente consagrada. Como algo, incluso, anticuado y, para nada, "práctico".
Oración, orar, orante, oratorio... son palabras que vienen a recordarnos la necesidad de hablar...¡Sí!, de hablar... con Dios.
Tendrás que gastar el tiempo cada día... en la oración, dando gracias a Jesucristo, apenas te levantes por la mañana, por los favores y beneficios que hace continuamente, pues nos ha creado a su imagen y semejanza y nos ha concedido la gracia de ser cristianos; asimismo, pidiéndole misericordia para que nos perdone y rogando a Dios por todo el mundo. Así recordaba yo, hace tiempo, a una de mis bienhechoras, pensando cómo emplearía su tiempo en orar.
Bien sabemos que, en cualquier tipo de relación, si no hay comunicación, ésta pierde su vida, su sentido y hasta puede acabarse. Dios, al mismo tiempo que habla, también escucha...
Reserva algún momento de este día para El...
Exprésale tus sentimientos, tus anhelos, tus preocupaciones, tus silencios...
Haciendo silencio, escucha tú mismo tu interior, sin interrupciones, sin interferencias. Haz la experiencia: haz una parada en tu día y verás cómo, poco a poco, necesitas más de este tiempo porque... Dios es un Dios de vivos.... que se relaciona con sus criaturas...