"La Divina Misericordia en mi alma", con comentario
Fragmento del Diario de Santa Faustina Kowalska,
Camino hacia Dios.
79 (34) Oh Maria, Madre y Señora mía. Te ofrezco mi alma y mi cuerpo, mi vida y mi muerte y todo lo que vendrá después de ella. Pongo todo en tus manos, oh mi Madre. Cubre mi alma con tu manto virginal y concédeme la gracia de la pureza de corazón, alma y cuerpo. Con tu poder defiéndeme de todo enemigo, especialmente de aquellos que esconden su malicia bajo una máscara de virtud. Oh Espléndida Azucena, Tu eres mi espejo, oh mi Madre.
Comentario:
Si queremos llegar a la santidad debemos elegir el camino más corto, fácil y directo que es María Santísima. Ella es el tesoro de Dios, donde el Todopoderoso ha puesto riquezas sin límites para que la Virgen Pura las distribuya a sus devotos como quiera. Por eso para ser Apóstoles de la Misericordia, debemos acudir a María, Madre de la Misericordia, para que nos ayude a tener confianza en Dios y para hablar a los demás de la Misericordia Divina. Sería muy conveniente que tomáramos el ejemplo de Sor Faustina y nos consagremos completamente a María, a su Corazón Inmaculado, pues los que están llamados a grandes metas de santidad necesitan especialmente a la Toda Hermosa. Hay un dicho que dice que Dios se quiso reservar para Él la Justicia, y que la Misericordia la puso en las manos de María.
Jesús, en Vos confío.
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