Iemanjá y Umbanda, ¿diosa del mar o Virgen María?
Hoy coinciden la fiesta de la Virgen de la Candelaria y el día de Iemanjá
Cada vez que llega el 2 de febrero, las playas de Brasil y Uruguay se llenan de devotos y curiosos ante la celebración afrobrasileña de Iemanjá.
Aunque popularmente se le llama “diosa del mar” o “virgen del mar”, propiamente es para ellos un orixá o entidad espiritual originaria de la religión africana yoruba.
Por ser fruto de un sincretismo con la devoción a Stella Maris, una advocación mariana patrona de los navegantes, muchos católicos confunden esta devoción a la Virgen con Iemanjá.
El sincretismo afrobrasileño adoptó la fiesta de la Virgen de la Candelaria como día de Iemanjá, lo cual incrementó la confusión. En la religiosidad popular del Río de la Plata, el 2 de febrero es más conocido como día de Iemanjá que la fiesta cristiana original.
De todos los cultos afrobrasileños (Candomblé, Umbanda, Batuque, Pajelanca, Xangó, etc), la Umbanda es la más extendida en Uruguay y Argentina.
Raíces históricas y doctrinales
Los esclavos traídos de África al Brasil durante la época colonial eran insertados en una cultura fundamentalmente europea, donde tuvieron grandes dificultades para mantener vivas sus tradiciones, costumbres y creencias religiosas.
Sus creencias sobrevivieron entremezcladas con elementos de origen indígena y disimuladas bajo el ropaje de las imágenes de santos católicos, de la Virgen María y de Jesús.
Con el tiempo también influyó el espiritismo en la doctrina y prácticas de estos cultos dándole un carácter más esotérico. Por esta razón vemos en sus ritos y creencias elementos de diverso origen: africano, católico, indígena y espiritista.
El origen de los esclavos llevados a Brasil por traficantes portugueses correspondía a diversos lugares, con creencias religiosas y culturas diferentes. Las tribus a las que se hace más referencia son los yorubas y bantúes.
El término “umbanda” es de lengua bantú, con él se designaba a los hechiceros y jefes del culto.
El origen de la Umbanda como religión es alrededor de 1930 en Niteroi de la mano del capitán José Pesoa, quien practicaba el espiritismo kardecista, aunque el propio sincretismo de estos cultos hace que las doctrinas y prácticas rituales difieran de un terreiro (templo) a otro.
A veces cada terreiro tiene elementos más dominantes, ya sean cristianos, africanos, espiritistas o indígenas. A pesar de las diferencias que pueden encontrarse, intentaremos detallar algunos elementos comunes para comprender sus creencias.
El mito de Iemanjá y los orixás
Los practicantes de Umbanda dicen ser monoteístas y creen en un ser supremo (Zambi), creador de todo, irrepresentable, omnipotente y adorado con varios nombres. Luego existen los orixás que son entidades intermedias entre los seres humanos y la divinidad.
Si tenemos en cuenta que el animismo de las religiones africanas espiritualiza la naturaleza y le rinde culto a todas las fuerzas espirituales que están en cada elemento, comprenderemos el por qué de tantos orixás.
Las versiones mitológicas sobre Iemanjá varían de un autor a otro, pero es claramente “la Madre” de la mayoría de los orixás y en la religiosidad popular afrobrasileña se le rinde culto como a una diosa, aunque en la doctrina “oficial” digan que no.
Una de las versiones sostiene que Orixalá (el firmamento) se unió conOdudua (el mundo) y de su unión proceden Aganju (tierra firme) yIemanjá (agua). De la unión de Iemanjá y Aganju surgió Orungan (aire).
El mito relata que Orungan tiene un amor incestuoso con su madre y ella huyendo horrorizada cae al suelo, y abriéndose su vientre salen de él los demás orixás: Xangó, Omolu, Dadá, Oxosse, Oloxa, Olokun, etc. También existen otros orixás que no son hijos de Iemanjá (Ifá, Doum, Ibeji, etc).
El sincretismo con las imágenes católicas
Como en su origen no podían manifestar sus creencias, utilizaron las imágenes católicas como camuflaje de sus propias creencias.
Así, la imagen de Jesucristo la usan para representar a Oxalá, el más importante de los orixás, y la imagen de la Virgen María para representar a Iemanjá.
San Jerónimo es imagen de Xangó u orixá del rayo, san Jorge representa aOgum u orixá de la guerra y así con una amplia lista del santoral católico.
Muchos católicos piensan que cuando los umbandistas usan estas imágenes le rezan a los santos católicos, lo cual no es cierto.
También utilizan imágenes de demonios para representar a Exú, un mensajero entre los orixás y los hombres, pero tampoco es el demonio para ellos. Desde hace unos años ya utilizan imágenes de entidades de origen indígena y africano, recuperando sus raíces, pero el sincretismo con el santoral católico permanece.
El ingrediente espiritista y el pensamiento mágico
Del espiritismo kardecista incorporaron la “mediumnidad”, donde el “medium” incorpora a orixás o difuntos, los baños de descarga, los “trabajos”, los pases de fluidos y la utilización de ropas blancas.
Asumieron la doctrina del karma y la reencarnación, que no es compartida por el espiritismo inglés, sino por la línea de Allan Kardec.
Todas las entidades pertenecen a tres categorías: Orixás y exús (entidades animísticas), caboclos (espíritus de indígenas), pretos-velhos (espíritus de africanos).
Los orixás no solo reciben culto, sino que pueden manifestarse incorporando a participantes del culto que entran en trance (caballos o burros).
Por otra parte, la mentalidad mágica está presente no solo en los rituales, sino en la cosmovisión. Si bien se pretenden movilizar energías y fuerzas espirituales, para distintos fines a través de ciertas prácticas, creen que vivimos permanentemente en un juego de fuerzas y energías que es preciso conocer y manejar.
Visión cristiana sobre los cultos afrobrasileños
Es importante aclarar que estos cultos no son sectas. Al igual que en cualquier otro movimiento religioso o iglesia existen personas manipuladoras y estafadoras, pero eso no es argumento para identificar a estas religiones con tales actitudes.
También es importante conocer las doctrinas de estos cultos, no solo para entender la incompatibilidad de la fe cristiana con sus creencias, sino también para no demonizarlas, satanizarlas o discriminar a sus practicantes por practicar ritos que nos resultan extraños o por no comprender su visión de la vida espiritual.
La Iglesia exhorta al diálogo con otras religiones y la presencia de la Umbanda y otros cultos afroamericanos como la Santería (Cuba, Venezuela) o el Vudú (Haití), son en América Latina un interlocutor del diálogo interreligioso.
Así como sucede con religiones de origen indígena, los cultos afrobrasileños son un desafío pastoral que requiere un serio discernimiento teológico-pastoral.
No se puede ser católico y umbandista a la vez
Aunque la Iglesia siempre valora los elementos positivos de las religiones, los católicos deben conocer aquellos elementos que pueden confundirles en su fe y comprender la incompatibilidad de ser cristiano y umbandista.
Muchos católicos adhieren a los cultos afrobrasileños por su poca formación y desconocimiento de la oposición de estas creencias con la fe católica.
Los cultos afrobrasileños le rinden culto a las fuerzas de la naturaleza y un cristiano solo adora a Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo).
Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre, no un orixá. La Virgen María y los santos tampoco son orixás, ni son dioses a los que se deba adorar.
Asistir a un terreiro para un católico es renegar de su fe, haciendo pública su falta de fe en Jesucristo como Dios y único salvador.
La creencia en la reencarnación es opuesta a la fe cristiana[1] y toda evocación de espíritus, magia o adivinación[2] es una práctica condenada por la Biblia, por pretender manipular fuerzas sobrenaturales.
“Cuando hayas entrado en la tierra que el Señor tu Dios te va a dar, no imites las abominaciones de aquellos pueblos. Que nadie entre los tuyos sacrifique en el fuego a su hijo o a su hija; que nadie practique la adivinación, la astrología, la hechicería o la magia; que nadie consulte a las almas o a los espíritus, ni evoque a los muertos. Quien hace estas cosas es detestable ante el Señor”. (Deuteronomio, 18,9-14)
El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que “todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión… Llevar amuletos es también reprensible…” (2215-2117).
Es importante mantener una actitud de respeto hacia todas las personas, sin importar sus creencias religiosas, pero no por ello silenciar la incompatibilidad de ciertas creencias y prácticas con la fe católica.
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