Comentario 06 de Febrero del 2018: “Dios no patrocina la violencia, el crimen y la injusticia”
Autor: Padre Manuel de Jesús de los Santos
Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra,
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
El día de hoy la Palabra de Dios quiere seguir iluminando nuestra vida para que vayamos purificando nuestro amor a Dios a través de los hermanos, pero especialmente a través de los propios padres. Sería muy conveniente que nos preguntáramos si Dios me lleva al encuentro, a amar y a perdonar ó a cerrar las puertas y a velar solamente por mis propios intereses. Si el Dios en el que creo me lleva a lo primero, quiere decir entonces que estoy creyendo en el Dios verdadero (Jesús), en el que ama, perdona y da la vida; pero si me lleva a lo segundo, entonces estoy siguiendo a un Dios que no he logrado entender, o si le entiendo no he logrado configurarme con él o, de plano, estoy siguiendo y creyendo en un dios falso. ¿Para mí, Dios es la fuente de vida, de amor y libertad ó es fuente de división, violencia y muerte? Al final de cuentas, la manera en cómo se cree, de esa forma se termina viviendo.
Hay que decir que Dios no es un Dios que patrocine la violencia, el crimen y la injusticia. No se puede vivir diciendo que se mató a alguien porque Dios se lo pidió, o que se vengó de alguien más porque esa era la voluntad de Dios. La violencia y el crimen cometidos bajo el nombre de Dios o de la religión, sólo desacredita a la persona o a la religión misma. Dios pide al hombre hacer lo bueno no lo malo, buscar la paz, no la guerra, la vida y no la muerte.
Una persona verdaderamente religiosa debería de saber que es una blasfemia decir que Dios le patrocina sus propios pecados, crímenes y mentiras, esa es, solamente, una manera de justificar el asesinato, la matanza, la esclavitud, la explotación, la opresión y la persecución de personas y poblaciones enteras. La persona religiosa sabe que Dios es Santo y que nadie puede reclamar apelar a su nombre para hacer el mal. Como dice una de las cartas de San Pedro: “Sean Santos porque vuestro Padre que está en el cielo es santo”. De éste modo, la persona verdaderamente religiosa debe tener por norma mayor el amor a Dios y el amor a los hermanos, como respuesta al amor incondicional que solamente él le ofrece.
Hoy, con el relativismo ideológico que lleva al relativismo moral se intenta manipular a Dios. La ley del hombre que quiere anteponerse ante la ley divina, la voluntad del hombre ante la voluntad de Dios. Cada quien ha hecho su propia ley, cada quien vive conforme le parece, pero no solamente, sino que también se quiere imponer como verdad absoluta aquello que denigra y perjudica la propia vida y a toda una sociedad. Es necesario poder descubrir una conciencia dentro de cada uno y formar esa conciencia de acuerdo a la verdad del evangelio, es necesario volver a Dios que se ha hecho hombre para enseñarnos un camino mucho mejor, el camino de la paz, de la verdad y de la caridad.
Dios es amor no miedo, es libertad no imposición, se hizo hombre para servir no para dominar y explotar. Por eso, toda persona (especialmente los líderes políticos, religiosos, etc.) debe dejarse encontrar por la verdad de Jesús para que pueda liberarse del miedo, del odio y de la violencia. Dios, amante de la vida, no deja de amar al hombre y por lo tanto lo insta a salir del camino de la violencia. La no violencia es un mandato hoy, porque si estamos en la urgente necesidad de lo absoluto, es esencial excluir cualquier absolutización que justifique las formas de violencia.
La vida de Jesús fue de cosas sencillas y fundamentales: la amistad, la solidaridad, la justicia, la misericordia, el compartir, el trabajo de cada día, la simplicidad en el vestir y comer, el descanso, la sobriedad… Jesús vivió la vida desde dentro, desde el corazón que estaba fuertemente arraigado en el Padre Providente que cuando creó el mundo “todo lo hizo muy bien”. Él le da sentido pleno a la ley y su actitud es coherente a este respecto. Descubre la fuente de lo bueno y lo malo que hay en la persona: su interior, su corazón. Hay que preocuparse de purificarlo, antes que limpiar sólo lo exterior. Es en el interior donde se decide la vida y el destino de los hombres; allí se gestan las decisiones para el bien o para el mal. Nunca será suficiente todo lo que sea a favor de educar la vida interior, pues el corazón, es caprichoso y está siempre expuesto a la maldad. En realidad, el único remedio ante la corrupción y la inmoralidad social es la purificación del hombre desde su interior. Lo superficial o exterior sirve de poco o de nada. Dios, la Iglesia y el hombre de buena voluntad tienen, en este sentido, un papel invaluable en la sociedad.
Pidamos a Nuestra Señora de Lourdes que siga intercediendo por el progreso en la libertad, en la paz y en la justicia de todas las naciones.
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