Imitación de Cristo, Tomás de Kempis- Capítulo XIV
(Todos los días se irán agregando uno o dos capítulos, para que la lectura pueda ser meditada despacio y con atención)
Cómo se debe evitar los juicios temerarios
1. Ocúpate de tí mismo, y no te cuides de censurar los hechos de los otros. Porque juzgando a los demás, el hombre se cansa inútilmente, yerra con frecuencia y fácilmente peca; mientras que de juzgarse a sí mismo siempre reporta algún provecho. Ordinariamente cada uno juzga los hechos según sus preferencias, impidiéndonos juzgar sin apasionamiento nuestro amor propio. Si Dios fuese el único objeto de nuestros deseos, no nos turbarían tan fácilmente las contradicciones de nuestro natural.
2. Pero muchas veces vive oculto en nuestro interior, o nos viene de fuera, algo que nos arrastra en pos de sí. Por eso muchos en todo lo que hacen se buscan a sí mismos sin darse cuenta. Y aún parecen gozar mucha paz mientras todo les sucede a medida de sus deseos, más si les sucede al contrario se turban y entristecen. En esa variedad de criterios y opiniones está frecuentemente el origen de tantas disensiones entre amigos y conciudadanos, entre personas religiosas y devotas.
3. Con dificultad se abandona una costumbre inveterada, y nadie cede con gusto en su propio modo de ver las cosas. Si te guías más por tu razón y tu genio, que por la obediencia a las inspiraciones de Cristo, rara vez y tarde serás iluminado; porque Dios nos quiere perfectamente a El sujetos y que inflamados en su amor nos hagamos superiores a la razón.
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