Imitación de Cristo, Tomás de Kempis- Capítulo XI
(Todos los días se irán agregando uno o dos capítulos, para que la lectura pueda ser meditada despacio y con atención)
Del modo de adquirir la paz y de los deseos de aprovechar
1. Mucha paz podríamos obtener si no nos ocupásemos en saber los dichos y hechos de los demás y de lo que no nos importa. Porque cómo puede estar tranquilo el que se entromete en cuidados ajenos, el que busca asuntos exteriores con qué distraerse y nunca o en raras veces se recoge en su interior? Bienaventurados los sencillos, porque tendrán mucha paz.
2. Cuál es la razón de que algunos santos fuesen tan perfectos y contemplativos? Porque se esforzaron en mortificarse a sí mismos en todos los deseos terrenos y uniéndose a Dios con todo su corazón pudieron libremente vacar a su contemplación. En cambio, nosotros estamos dominados por nuestras pasiones y nos preocupamos con demasiada solicitud de las cosas transitorias. Rara vez llegamos a vencer perfectamente un vicio y como descuidamos nuestro cotidiano aprovechamiento, por eso nos quedamos tibios y fríos.
3. Si estuviésemos completamente muertos a nosotros mismos e interiormente desocupados, entonces podríamos gustar las cosas celestiales y experimentar algo de la divina contemplación. El obstáculo principal y aún único, es éste: que no estamos libres de pasiones y concupiscencias, ni nos esforzamos por caminar por la senda de perfección que siguen los santos. De ahí que al menor contratiempo nos abatimos y nos volvemos a los consuelos humanos.
4. Si luchásemos como varones esforzados, seguramente descendería del cielo sobre nosotros, el auxilio del Señor; porque el Señor está siempre dispuesto a ayudar a los que todo lo esperan de su gracia y para que venzamos nos ofrece muchas ocaciones de luchar. Si colocamos la esencia de nuestro aprovechamiento en estas ceremonias externas, muy presto se acabará nuestra devoción. Pongamos la segur a la raiz para que purificados de las pasiones posean nuetras almas la paz.
5. Si cada año extirpásemos un vicio, presto seríamos perfectos.
Pero ahora, al contrario, podemos comprobar muchas veces que éramos más puros y mejores al principio de nuestra conversión que después de muchos años de profesión. El fervor y aprovechamiento debería aumentar cada día y sin embargo hoy se tiene ya en mucho aquel que logra conservar una parte del primitivo fervor. Si al principio nos esforzácemos un poco, fácilmente y con alegría, podríamos después hacer todas las cosas.
6. Difícil es perder las costumbres inveteradas, pero mas difícil es ir contra la propia voluntad. Más si no te acostumbras a vencer las cosas leves y pequeñas, cómo vencerás las más difíciles? Resiste a los principios a tus perversas inclinaciones y deja la mala costumbre, para que con el tiempo no se te haga mas difícil. Oh! si reflexionaces cuánta paz alcanzarías para ti y cuánta alegría para los otros portándote bien, no hay duda que andarías más solícito de tu perfección espiritual.
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