Imitación de Cristo, Tomás de Kempis- Capítulo XII
(Todos los días se irán agregando uno o dos capítulos, para que la lectura pueda ser meditada despacio y con atención)
Cuán útil sea la adversidad
1. Bueno es que de tanto en tanto tengamos algunos fracasos y contrariedades, porque a menudo tienen la virtud de recoger al hombre a su interior para que se acuerde de que vive en el destierro y no coloque toda su esperanza en cosa alguna de este mundo. Bueno es que de vez en cuando suframos algunas contradicciones y que se nos juzgue malos e imperfectos, aunque por nuestra parte tengamos recta intención y obremos bien; porque estas cosas pueden excitarnos a la humildad y nos preservan de la vanagloria. Cuando los hombres nos injurian y nuestros actos se interpretan torcidamente, es cuando mejor nos recogemos a nuestro interior y buscamos a Dios, fiel testigo de nuestra vida.
2. Por eso debería el hombre apoyarse en Dios de tal modo, que no tuviese necesidad de mendigar consuelos humanos. Cuando un hombre de buena voluntad se ve atribulado y tentado o afligido con malos pensamientos, entonces comprende mejor cuán necesario le es Dios, sin cuyo auxilio nada bueno puede hacer. Entonces se entristece, gime y ora por las miserias que padece. Entonces se le hace pesada cruz el vivir y desea la muerte para poder desatarse del cuerpo y unirse con Cristo (Ad Philip I, 23). Entonces se convence de que en este mundo no puede gozar de perfecta seguridad ni paz cumplida.
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