40 días por la vida Uruguay - Día 33

Cuarenta días por la vida

13 de febrero al 24 de marzo 2018

Día 33, sábado, 17 de marzo de 2018

«El valor educativo de la antropología cristiana, en el marco de la historia de la salvación, es evidente. Los alumnos descubren el valor de la persona, objeto del amor divino, con una misión terrena y un destino inmortal. De ahí, las virtudes de respeto y caridad hacia sí mismos, hacia los más próximos y hacia todos».

Congregación para la Educación Católica,

Dimensión religiosa de la educación en la escuela católica

Motivación

Uno de los argumentos que se utiliza para sustentar el impartir ideología de género a los niños pequeños, es que es necesario para «educar para la no discriminación». Pero decirles a los niños que pueden ser un varón o una mujer u otra cosa independientemente de su sexo biológico es una mentira, les produce un daño enorme, y no contribuye a la no discriminación.

Para educar para la no discriminación, otro es el camino.

Reflexión

Sostener que las personas pueden ser algo distinto a su sexo biológico sin consecuencias, no es verdad. Lo demuestra, por ejemplo, el experimento fallido del Dr. Money con gemelos. Enseñarles, incluso, que el sexo es algo cultural y no biológico, es otra mentira, porque el sexo está determinado desde la concepción por nuestro ADN y está definido en cada célula del cuerpo.

Las personas no tenemos «género» (aparte del humano), sino un sexo. La sexualidad humana es binaria: varón o mujer. Es algo genético, se determina en el momento de la fecundación, está impreso en todas las células de nuestro cuerpo y tiene impacto sobre nuestro organismo, nuestro comportamiento y nuestra psicología.

Por lo tanto, al adoctrinar a nuestros hijos desde preescolar con esta mentira, se está destruyendo su sentido de la realidad, lo que supone un abuso cognitivo y psicológico. Decirles a los niños que pueden ser varones o mujeres independientemente de su sexo desvía su desarrollo cognitivo normal; supone una peligrosa amenaza para todos los niños, porque se lo confunde en lo que es la verdad de sí mismo.  Se pueden empezar a plantear si en realidad no son niñas, sino niños, y confundir así su identidad.

También es muy dañino que se destruya su intimidad, negándoles sus espacios privados, por ejemplo, en baños comunes.

Todos estamos de acuerdo en que la discriminación injusta no es buena.  Esta se puede dirigir hacia muchos rasgos: el sexo, la etnia, la raza, otros rasgos físicos, amaneramientos, «identidades sexuales», estatus socioeconómicos, discapacidades o la religión.

¿Deben las escuelas promover la ideología de género para educar para la no discriminación? El Colegio Estadounidense de Pediatras ha respondido con un enfático ¡NO! No es necesario que las escuelas afirmen atracciones, identidades o conductas sexuales atípicas para defender la dignidad humana innata de todos, reconocer y respetar y ser amables con todas las personas y crear una cultura de la bondad. De hecho, que las escuelas promuevan la ideología de género, que es contraria a la ciencia, es perjudicial y peligroso para TODOS los niños. No hay nada más reduccionista y lleno de prejuicios que la ideología de género.

Dos pilares para promover el respeto son la virtud y la realidad.

El respeto comienza con la verdad sobre la naturaleza humana. También incluye la virtud: la formación del carácter en sus dos dimensiones: ética y de excelencia.

La biología es una realidad, no intolerancia. La realidad es que eres un niño o una niña y el respeto empieza con la verdad.

El respeto consiste en sustentar estándares de conducta que honran la dignidad humana y el valor de toda persona. Se enfoca en la humanidad común a todos y no en nuestras diferencias. Respeto no significa tener que estar de acuerdo con las creencias de otra persona.

La forma más efectiva de suprimir la crueldad y la discriminación es fortalecer su opuesto psicológico: la bondad. Los hábitos buenos inhiben la mala conducta.

La virtud es el hábito de hacer el bien. Queremos que los alumnos el personal entreguen el mejor trabajo que puedan hacer (carácter de la excelencia) y sean lo mejor que puedan ser (carácter moral).  Las virtudes en cuanto a la excelencia incluyen dar el mejor esfuerzo, trabajo duro, perseverancia, organización, creatividad y flexibilidad. Las virtudes morales comprenden bondad, respeto, honestidad, justicia, humildad y valentía.

El objetivo de la educación del carácter es conseguir que haya una presión de pares positiva en los colegios y en las comunidades para desarrollar hábitos que inhiban estas conductas negativas. La discriminación se reduce cuando se hace esa educación exhaustiva del carácter.  Esto implica educar a los niños, para que puedan desarrollar una «cultura de la bondad y de la amistad», basada en el respeto por nuestra dignidad humana compartida, no sobre los rasgos únicos que nos identifican.  El éxito de la educación exhaustiva del carácter requiere el involucramiento de cuatro partes interesadas:  los padres, el personal educativo, los estudiantes, y la comunidad.

Intención del día

Oremos porque se pueda educar en un contexto realista hacia el bien y la verdad, sin imponerle ideologías que distorsionan la verdad del ser humano.

Oración para todos los días

ORACIÓN POR LA VIDA
Oh María, aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira Madre el número inmenso de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y
amor a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.

Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.
Amén.

San Juan Pablo II
Encíclica Evangelium vitae sobre el valor y el carácter inviolable
de la vida humana.