40 días por la vida Uruguay - Día 178
Cuarenta días por la vida
13 de febrero al 24 de marzo 2018
Día 17, jueves, 1º de marzo de 2018
«Cuando la existencia terrena llega a su fin, de nuevo la caridad encuentra los medios más oportunos para que los ancianos, especialmente si no son autosuficientes, y los llamados enfermos terminales puedan gozar de una asistencia verdaderamente humana y recibir cuidados adecuados a sus exigencias, en particular a su angustia y soledad. En estos casos es insustituible el papel de las familias; pero pueden encontrar gran ayuda en las estructuras sociales de asistencia y, si es necesario, recurriendo a los cuidados paliativos, utilizando los adecuados servicios sanitarios y sociales, presentes tanto en los centros de hospitalización y tratamiento públicos como a domicilio».
San Juan Pablo ll, encíclica Evangelium vitae 88
Motivación
Job maldice el día en que nació (Job 3, 1ss.)
«Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día.
Y exclamó Job, y dijo:
Perezca el día en que yo nací,
Y la noche en que se dijo: Varón es concebido.
Sea aquel día sombrío,
Y no cuide de él Dios desde arriba,
Ni claridad sobre él resplandezca.
Aféenlo tinieblas y sombra de muerte;
Repose sobre él nublado
Que lo haga horrible como día caliginoso.
Ocupe aquella noche la oscuridad;
No sea contada entre los días del año,
Ni venga en el número de los meses.
¡Oh, que fuera aquella noche solitaria,
Que no viniera canción alguna en ella!
Maldíganla los que maldicen el día,
Los que se aprestan para despertar a Leviatán.
Oscurézcanse las estrellas de su alba;
Y exclamó Job, y dijo:
Perezca el día en que yo nací,
Y la noche en que se dijo: Varón es concebido.
Sea aquel día sombrío,
Y no cuide de él Dios desde arriba,
Ni claridad sobre él resplandezca.
Aféenlo tinieblas y sombra de muerte;
Repose sobre él nublado
Que lo haga horrible como día caliginoso.
Ocupe aquella noche la oscuridad;
No sea contada entre los días del año,
Ni venga en el número de los meses.
¡Oh, que fuera aquella noche solitaria,
Que no viniera canción alguna en ella!
Maldíganla los que maldicen el día,
Los que se aprestan para despertar a Leviatán.
Oscurézcanse las estrellas de su alba;
Espere la luz, y no venga,
Ni vea los párpados de la mañana;
Por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba,
Ni escondió de mis ojos la miseria.
¿Por qué no morí yo en la matriz,
O expiré al salir del vientre?
¿Por qué me recibieron dos rodillas?
¿Y a qué los pechos para que mamase?
Pues ahora estaría yo muerto, y reposaría;
Dormiría, y entonces tendría descanso,…»
Ni vea los párpados de la mañana;
Por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba,
Ni escondió de mis ojos la miseria.
¿Por qué no morí yo en la matriz,
O expiré al salir del vientre?
¿Por qué me recibieron dos rodillas?
¿Y a qué los pechos para que mamase?
Pues ahora estaría yo muerto, y reposaría;
Dormiría, y entonces tendría descanso,…»
Reflexión
Al leer esta impresionante lamentación de Job parecería que estuviéramos escuchando a un enfermo terminal, aquejado de dolores insufribles, que reclama que le apliquen la eutanasia. Ante tanto sufrimiento solamente sueña en la muerte como descanso. Esta desesperación de Job es aún mayor porque piensa que Dios ya no lo escucha y lo ha abandonado.
Hoy en día también muchas personas enfermas o en estado terminal se sienten identificadas con Job e incluso solicitan la eutanasia como el modo de terminar con el sufrimiento insufrible.
La Iglesia, madre de los que sufren, quiere responder a esos gritos de desesperación atendiendo a esas personas enfermas, especialmente a las carentes de recursos, facilitándoles medicamentos o tratamientos curativos o al menos paliativos. Incluso admite, en casos extremos, «el uso de analgésicos para aliviar los sufrimientos del moribundo, incluso con riesgo de abreviar sus días, [...] si la muerte no es pretendida, ni como fin ni como medio, sino solamente prevista y tolerada como inevitable» (CIC 2279)[1], siempre y cuando no haya otra posibilidad para aliviar el dolor.
Por eso rechaza la propaganda a favor de la eutanasia o del suicidio asistido, cuya práctica lamentablemente está creciendo en diversos países.
Siguiendo el ejemplo y el mandato de Jesús y bajo la protección de la Virgen María, la Iglesia fomenta la pastoral de la salud por medio de sacerdotes, personas consagradas y también laicas. Particularmente debemos atender a nuestros parientes y a las personas pobres. Hay que procurar que nadie muera sin el calor familiar, sin los cuidados mínimos y sin prepararse para el encuentro definitivo con Dios. Para esto es importante facilitar la compañía espiritual junto con la recepción de los santos sacramentos de la confesión, comunión y unción de los enfermos para reavivar la esperanza en el Dios misericordioso.
P. Miguel Manzanera - Bolivia
[1] «El uso de analgésicos para aliviar los sufrimientos del moribundo, incluso con riesgo de abreviar sus días, puede ser moralmente conforme a la dignidad humana si la muerte no es pretendida, ni como fin ni como medio, sino solamente prevista y tolerada como inevitable». Catecismo de la Iglesia Católica, 2279.
«Si la administración de narcóticos produjese por sí misma dos efectos distintos, por una parte, el alivio de los dolores, y, por otra, la abreviación de la vida, entonces es lícita». Discurso de Pío XII del 11 de septiembre de 1947 ante los congresistas de la Unión Internacional de las Ligas Femeninas Católicas.
Intención del día
Señor Jesús te presentamos a nuestros enfermos a los que cuidamos tal como Tú nos indicaste y nos mostraste durante tu vida mortal. Dales tu Espíritu de Santidad para que se incremente la fe, la esperanza y la caridad. Haz que se unan con sus sufrimientos a tu sacrificio de la cruz y sean corredentores con la Virgen Dolorosa y con la Santa Iglesia. De esta manera serán acogidos para siempre en tu Santo Reino, donde esperamos también nosotros reunirnos un día para gloria de Dios Padre. Amén.
Oración para todos los días
ORACIÓN POR LA VIDA
Oh María, aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira Madre el número inmenso de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y
amor a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Oh María, aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira Madre el número inmenso de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y
amor a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.
Amén.
la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.
Amén.
San Juan Pablo II
Encíclica Evangelium Vitae sobre el Valor y el Carácter Inviolable
de la Vida Humana.
Encíclica Evangelium Vitae sobre el Valor y el Carácter Inviolable
de la Vida Humana.
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