El mal más terrible.
En el mundo de hoy se presenta al pecado como algo bueno, se disfraza al mal de bien, y por eso se nos quiere hacer creer que el pecado es una conquista de la libertad humana y que hay que hacerlo porque “todos lo hacen”.
Pero los santos no pensaban así, sino que ellos tenían la siguiente máxima: “¡Morir antes que pecar!”
Es que un pecado mortal es el mal más terrible que puede existir, porque ofende a Dios gravemente y condena al Infierno eterno a quien lo comete.
No tenemos idea de lo que significa una eternidad de tormentos, porque un alma que se condena al Infierno es un mal más grande que todas las guerras, desgracias, calamidades, enfermedades de todo el mundo, en toda la historia de la humanidad. Esto es así porque esa alma sufrirá eternamente dolores atroces, y no tenemos noción de lo que significa sufrir “eternamente”.
Por eso no cometamos jamás un pecado, no solo no debemos cometer un pecado mortal, sino tampoco tenemos que pecar venialmente, ya que el pecado venial nos predispone a cometer un pecado mortal y es un mal gravísimo, más grave que todos los males del mundo.
Y si tenemos la desgracia de pecar mortalmente, confesémonos cuanto antes con un sacerdote, porque mientras permanecemos en pecado no tienen valor para el Cielo ninguna de las buenas obras que realizamos, ya que los méritos se ganan solo si estamos en gracia de Dios.
No hagamos caso al demonio que por los medios de comunicación social nos presenta al pecado como algo bueno y digno de realizarse como ejercicio de la propia libertad, porque si lo cometemos, lo único que hacemos es someternos a la esclavitud del demonio.
santisimavirgen.arg
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