El templo es un lugar de oración: Comentario 23 de Noviembre del 2018
Autor: Padre Manuel de Jesús de los Santos
Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra,
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
Lo
primero que Jesús hace al llegar a Jerusalén es purificar el templo. Los
hombres lo tenían convertido en todo, menos en lo que debía ser. No hay que
olvidar que cada uno de los bautizados es un templo, y de la misma manera como
Jesús purificó aquél templo, quiere purificar a cada hombre que decide ser un
santuario. Para que en el interior del hombre pueda haber un encuentro íntimo
consigo mismo y con el Señor, éste debe ser purificado de todo aquello que es
ajeno a su dignidad de Hijo de Dios.
Este
texto del evangelio de hoy quiere enseñarnos que el templo, la casa de Dios,
lugar de su especial morada, es el lugar donde Él desea ser adorado y
reverenciado de un modo muy particular, dada su especial presencia en él.
Los
antiguos vendedores del tiempo de Jesús profanaron el templo y merecieron ser
reprendidos y castigados por Jesús; pero los cristianos de hoy con no poca
frecuencia merecerían igual trato con parecida indignación por las
profanaciones de la casa de Dios, cuando se adoptan actitudes indignas de la
casa de Dios, estando en el templo de cualquier forma menos con el respeto, la
reverencia y el silencio que exige la presencia de Dios, que todo cristiano
sabe y cree que está de un modo muy particular en el sagrario.
El
templo es la casa de Dios y por lo mismo es “casa de oración” a donde se va
para orar y escuchar la Palabra de Dios. Esto exige nuestra devoción, respeto y
silencio. No debes olvidar hoy que la casa de la oración es el templo, no
solamente porque cuando vas y estás en el templo ha de ser para rezar, sino
también porque el deseo de rezar te debe inclinar a buscar el templo como
ambiente más propicio para tu oración, tanto más porque en el templo es donde
se realiza la eucaristía, que es la máxima oración.
El
templo ha de ser tu segunda casa, la que más frecuentes, en la que más
tranquilo te halles, en la que recibas mayor iluminación para tus problemas y
proyectos. No está demás poder decir, que aquí, en San José de Carrasco, junto
a la Parroquia de Santa María de los Ángeles se encuentra la Capilla de
Adoración Perpetua “Cristo Misionero”. Un lugar para rezar, orar-adorar a Jesús
y para crecer en su amor, para encontrar descanso y para sanar las heridas del
corazón en el silencio. Cuando necesitemos, visitemos a Jesús, que quiere
hacernos llegar su mensaje de paz al corazón.
Así,
tras purificar Jesús el templo, los sacerdotes y los escribas buscaban la forma
de cómo matarlo: “pero no sabían cómo
hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras”.
Como entonces, también hoy nosotros hemos de ir al evangelio como a la fuente
de la salud y la vida en el que bebamos las aguas cristalinas de la verdad y
como una lámpara en la que siempre hallemos encendido, en su mayor intensidad,
el fuego del amor de Dios y del prójimo.
En
todas las oportunidades, debemos escuchar la Palabra de Dios no con
disposiciones meramente humanas, sino con un auténtico espíritu de fe; no
mirando tanto al sacerdote o profeta que transmite el mensaje, cuanto a aquél
Señor en cuyo Nombre habla el profeta y cuyo mensaje se transmite.
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