Bajémonos del egocentrismo: Comentario 20 de Noviembre del 2018
Autor: Padre Manuel de Jesús de los Santos
Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra,
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
Este
encuentro de Jesús con zaqueo, refleja la realidad de muchos hombres. Hay una
cierta curiosidad por encontrarse con Jesús, pero también un alto grado de
timidez y de temor por su forma de vivir. Pero Jesús, que siempre está atento a
las necesidades humanas, se da cuenta y habla al corazón de quien le busca, y
lo llama para quedarse con él, en su casa. Si se le abre la puerta, habrá que
hacer una revisión de la propia vida para recomponerla según se lo inspire
Dios. Pero es necesario “bajar del árbol”, es decir, bajar del ego, dejar de
ser soberbio y hacerle caso a Jesús.
Hemos
de preguntarnos también, en qué somos ricos, tal vez no en bienes materiales,
pero puede ser que nos domine la indiferencia, el orgullo, las injusticas, la
corrupción o la mentira. No hace falta nadar exageradamente en plata para ser
ricos, o que se tengan demasiadas propiedades, o cuentas en el banco tapizadas
de billetes verdes; el rico es el que sobrevalora los bienes materiales, el que
pone su corazón en los bienes de este mundo, los ambiciona y los estima por
encima de cualquier valor humano y divino como si solamente de ello dependiera
todo.
¿Qué debe hacer el cristiano, por tanto? Servirse de
este mundo, no servirlo a él. ¿Qué quiere decir esto? Que los que tienen han de
vivir como si no tuvieran, según las palabras del Apóstol: Os digo esto,
hermanos: el momento es apremiante. Queda como solución: que los que tienen
mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los
que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no
poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque
la presentación de este mundo se termina. Quiero
que se ahorren preocupaciones. El que se ve libre de preocupaciones espera
seguro la venida de su Señor (Comentario de San Agustín).
Lo
que el apóstol Pablo, trata de decirnos no es que no contemos con nada ni con
nadie a nuestro lado, sino que más bien, tratemos de encausarlo todo hacia Dios
para ganar los bienes eternos, los que no se acaban. Y es que, las
preocupaciones pueden ser las que terminen por apartarnos del Reino que Jesús
nos tiene preparados, por preocuparnos y darle más importancia a “las riquezas”
de este mundo, puede ser que lo perdamos todo. Por eso comienza diciendo San
Agustín que la vida no se trata de servir y vivir para el mundo, sino de
servirnos de él para hacer el bien y proyectarnos a la eternidad.
Por
eso, aprendamos de Zaqueo, que una vez que se encontró con Jesús y le abrió no
solamente las puertas de su casa, sino las puertas de su corazón, se dejó tocar
por su Misericordia y por su perdón e inmediatamente tomó la decisión de
devolver todo lo que había robado y no solamente eso, sino también duplicar
cuatro veces más, así se convirtió en “hombre justo”. Aunque no se sienta digno
de tal visita, en él, la conversión es total: empieza con la renuncia a la
ambición de riquezas, continua con el propósito de compartir sus bienes y acaba
con la resolución de hacer justicia, corrigiendo los pecados que ha cometido.
Por eso, como zaqueo, seamos ricos en obras de caridad y misericordia,
bajémonos del egocentrismo.
Quizás
yo también he tenido muchas ocasiones de encontrarme con Jesús y quizás ya va
siendo hora de ser valiente, de salir de casa, de encontrarme con Él y de
invitarle a entrar en mi interior, para que Él pueda decir también de mí: hoy
ha llegado la salvación a esta casa, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar
y salvar lo que estaba perdido.
Señor enseñame ser mas humilde y así poder cambiar mi vida y hacer tusanta voluntad.....
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