Consagración al Sagrado Corazón

Ejercicios Espirituales

Juan Pablo nos preguntaba entonces sobre el amor, que se entiende cuando hablamos de amar. Ahora si le respondemos, en estos breves minutos. Empezamos con una cita hermosísima de san Juan Pablo II que decía así, “El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente”. Pero ¿qué entendemos cuando decimos amor?, ¿Qué es amar?, hay que distinguir dos caras del amor, que es el amor de concupiscencia, el amor de benevolencia.
Amor de concupiscencia es el amor para sí, amor de benevolencia es el amor que se dona, que piensa en el bien del amado. Todo tipo de amor tiene estas dos caras, pero obviamente tiene que prevalecer el amor de benevolencia, que es propio del amor que tenemos hacia las personas. Quiero el bien de la persona amada, de Dios, de un ser querido. De hecho, santo Tomás de Aquino cuando dice: ¿Qué es el amor?, amar es querer el bien al otro y obviamente que en todo amor hay algo de concupiscencia, algo que uno también trae para sí, pero no puede eso prevalecer, si no me estoy arriesgando a transformar a las personas en cosas. Porque de hecho a las cosas le tenemos propiamente amor de concupiscencia, el amor que le tengo a una manzana es un tipo de amor y es un amor que busca mi propio bien, no el bien de la manzana. No estoy pensando en como mejorarla a la manzana para ella misma, sino para que me haga bien a mí. Siempre tiene que prevalecer entonces ese amor verdadero de quererle el bien al amado hasta el propio sufrimiento, por eso no se puede separar amor de sufrir, porque ahí pruebo que amo, cuando aprendo a sufrir por la persona que amo. Eso es el amor en última instancia.
¿Y por qué hablamos de esto?, porque tenemos que aprender nosotros a entender el amor de Dios, Dios es amor. ¿Y dónde nos muestra sobre todo que nos ama?, en muchísimas cosas, pero sobre todo cuando Jesús está en la Cruz, Dios se hace hombre y por amor muere por nosotros. Ama hasta tal punto, se da hasta tal punto que no le queda nada, por eso va a decir la Escritura “Tanto amó Dios al mundo que nos dio su propio Hijo…”.
Tenemos que aprender también en esto de que el amor no es un sentimiento. Sí, involucra el sentimiento y muchas veces es perfeccionado por el sentimiento, pero es más que un sentimiento. Por eso uno puede amar a Dios sin sentirlo por momentos , puedo ir a Misa sin tener ganas, sin sentir ganas de ir a Misa. Puedo amar a un enemigo sin sentir ese amor, es un amor totalmente espiritual y no vamos a decir que no es amor, eso es lo más puro del amor. De hecho, Dios es amor, y Dios es espiritual, es espíritu. Cierto, Dios después se encarnó, obviamente, pero en sí mismo ante la Encarnación Dios es espiritual. Y Dios no solamente ama, sino que es amor.
También por último digamos algo acerca de la sexualidad que es una manera de amar, el “eros”, pero que tiene que estar subordinada a lo que decíamos recién, al amor más superior, al buscarle el bien a la persona amada. Y ni de que hablar hoy en día donde están los slogans esos de la ideología de genero que se dice “todo es amor”, y cuando dicen todo es amor están hablando de amor erótico entre dos hombres, dos mujeres, bueno ni que hablar de eso, ya nos vamos a la otra punta, todo lo contrario. Pero para terminar volviendo, al Señor, al Sagrado Corazón, mirémoslo frente a frente y veamos ese amor por nosotros y tratemos de devolverle amor, “amor con amor se paga”. Nos dio su amor sufriendo, habrá que devolver amor sufriendo. Amor y sufrimiento son dos cosas que no se pueden separar nunca del todo.
Le vamos a pedir a nuestra Madre la Virgen que nos ayude a entender la grandeza del Amor de Dios, a tener fe en ese Amor que se nos muestra sobre todo en la Cruz y a devolverle con nuestro propio amor.
Sigamos adelante con esta Campaña, con está fuerza con este intento de consagrar al Sagrado Corazón todo nuestro país, los felicito por seguir en esta tarea y les mando mi bendición, En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén