Adelante con confianza
Hemos comenzado un nuevo año civil y la Iglesia nos propone en este primer día del año, celebrar a María como Madre de Dios, para que pongamos todo este nuevo año y la vida entera en las manos benditas de María.
Y es que muchas veces queremos adelantarnos al tiempo y queremos saber qué será de nosotros, de nuestros seres queridos, qué sucederá más adelante. Sin embargo Dios ha mostrado en muchas ocasiones, como por ejemplo con Abraham, que hay que animarse a salir, a dar el paso, aunque no sepamos a ciencia cierta hacia dónde nos lleva el Señor, basta con que confiemos en Él y en su Madre. No tengamos cobardía, porque quien confía en Dios y en María, tiene el camino seguro y todo lo que haga le saldrá bien. ¿Quién nos puede decir si este nuevo año será por fin el año en que se cumplan algunos de nuestros anhelos? O también puede ser el año en que debamos dar el salto a la eternidad, el año de nuestra muerte. Puede ser efectivamente el año en que tengamos que partir hacia la eternidad, y entonces debemos estar siempre preparados, viviendo en gracia de Dios y jamás en pecado mortal. No sabemos lo que nos deparará este tiempo de hoy en adelante, pero una cosa debemos tener en claro: confiar ciegamente en Dios y en la Virgen, que Ellos sean quienes nos guíen en la batalla de la vida. Sabemos por la fe que Ellos están con nosotros, a nuestro lado, y que disponen todos los acontecimientos primorosamente para nuestro bien, pues ya dice la Escritura que todo sucede para bien de los que aman a Dios. Así que no hay que tener miedo del futuro ni cavilar pensando lo que puede llegar a ser, ya que así perdemos el vivir bien el momento presente, el ahora, y no vamos disfrutando y saboreando cada segundo de vida. Por pensar en el futuro, y quizás asustarnos por lo que puede llegar a ser, no nos animamos a emprender acciones ahora mismo, y entonces perdemos mucho al quedarnos encerrados en nosotros mismos, por miedo e inseguridad. ¿Cómo hacer para vencer el miedo y la inseguridad? Sabiendo y creyendo firmemente que Dios y María están con nosotros, que nos cuidan, que mandan a sus ángeles a que nos custodien, y sabiendo esto debemos emprender grandes obras para la gloria de Dios y para nuestro bien y el bien de muchos. Es cierto que hay mucho mal en el mundo. Pero quizás el mal avanza tanto porque los buenos están como dormidos, asustados, y amilanados, sin reaccionar valientemente. Así que este nuevo año tomémonos de la mano de Jesús y de María y afrontemos todo lo que se nos vaya presentando en el transcurso del tiempo. Seamos valientes, porque Dios ama a los valientes y no los deja desamparados, sino que los recompensa con premios eternos y también temporales. |
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