4 de enero de 2018
Señores reyes de Oriente, no nos vayan a olvidar y vengan posiblemente en tren, para no tardar. Pueden seguir los destellos de la estrella de Belén, pero venirse en camellos, hoy día no queda bien. Quiero que sepan también, por si nunca lo han notado, que hay un chico muy de bien, pero muy pobre, aquí al lado.
Tal vez no tenga botines que poner en la ventana y haciendo tristes mohines se venga a vernos mañana.
Su madre cose y apenas le alcanza para vivir.
¡Los dos pasan unas penas!¡ Eso no puede seguir! Ustedes, señores reyes, que iban buscando al Dios Niño, y lo hallaron entre bueyes y le dieron su cariño, acuérdense del de al lado, que siempre nos ve jugar, encogidito y callado, sin reirse, sin chistar.
"Y tú, Belén de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo, que será pastor de mi pueble Israel" (Mateo 2, 6)
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