No fui amado(a), pero puedo dar una respuesta diferente
Aleteia
Cançao Nova | Abr 28, 2018
Amar es, antes que nada, un acto de voluntad
Vivimos en un mundo globalizado donde los valores han sido deformados y olvidados, entonces, se vuelve necesario rescatar la esencia de la vida y contemplar en el hermano lo bello, lo positivo de su historia, en resumen, es necesario rescatar el amor que hay en su esencia y que, debido a los sinsabores diarios y las situaciones equivocadas que fueron vividas durante la vida, contribuyeron para vaciar al ser humano de aquello que él tiene de sagrado y que es don de Dios: el amor puro y verdadero por las cosas simples y bellas de la vida.
Te puede interesar: La felicidad se encuentra en las pequeñas cosas
A veces nos topamos con personas de difícil convivencia que no saben expresar lo que, de hecho, son. Viven con máscaras diversas, como si estuvieran en todo momento en un escenario de teatro, viven su “auge” en el momento de la representación y, al sacar las máscaras, vuelven a su mundo cerrado, donde el otro es sólo una simple pieza de este rompecabezas que es nuestra vida, y no una de las piezas fundamentales.
Te puede interesar: Por qué deberías hacer el test de personalidad de los Cinco Grandes
Sabemos que nadie vive solo, necesitamos del otro para fecundar nuestra historia y para crecer juntos en la fe. Por más difícil que sea el hermano, dentro de él hay una fuente de amor que grita por la ayuda del otro, necesitamos ser conscientes de que amar es el resultado de un aprendizaje; necesitamos aprender a expresar la esencia de la vida que hay en nosotros.
Mucha gente piensa que el amor es solamente un sentimiento, que brota sin que necesitemos hacer nada; pero amar es, antes que nada, un acto de voluntad.
Es fundamental expresar amor por las personas con quien convivimos; envolverlas con signos de amor e, incluso, sorprenderlas con nuestras manifestaciones en las que reflejan aquello que somos y que hemos probado.
Te puede interesar: 5 pasos para aprender a amar
Mi comportamiento con las personas
Es frecuente relacionarse con personas que aparentemente “no viven”; no saben expresar el amor que hay dentro de ellas.
En ese sentido, no podemos decir que no exista amor en ellos, pues fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, que es el puro amor; sin embargo, frente a esos hermanos, necesitamos ser la presencia de Dios y de María, teniendo la postura de alguien que anhela que, esas personas, vivan el amor puro, venido del cielo, el amor que ya vivimos y que no queremos guardar sólo para nosotros.
Te puede interesar: ¿Cómo amar de verdad a los demás, en un mundo que ya no lo entiende?
Necesito ver más allá de las apariencias y tener la sensibilidad de acoger al otro con sus límites, y buscar entender que sólo damos aquello que recibimos.
Y, personas que no fueron amadas, que no recibieron amor y, en consecuencia, no fueron envueltas en ese clima de afecto compartido en el hogar, en el trabajo y en la convivencia afectiva, esas personas no logran traducir el amor en gestos; no recibieron amor y no lo vivieron, por eso, no saben amar.
Es necesario ver en el otro aquello que él no es capaz de ver: la fuente de amor que hay en él; es necesario ser apoyo del otro, ser sustento y permitir ser sustentado por él; es necesario decidirse a amar, incluso sin voluntad; es necesario traducir el amor puro que el Señor puso en nuestros corazones, siendo signo concreto de Él, de forma que la otra persona desee probar y expresar ese mismo Amor.
Te puede interesar: El amor de Dios por nosotros no es mayor en el cielo de lo que es ahora.
Por Canção Nova
Comentarios
Publicar un comentario