Imitación de Cristo, Capítulo XXIV - Tomás de Kempis
(Todos los días se irán agregando uno o dos capítulos, para que la lectura pueda ser meditada despacio y con atención)
Del juicio, y de las penas de los pecados.
Mira el fin de todas tus cosas, y de qué manera estarás ante aquel Juez riguroso, al cual no hay cosa encubierta, ni se amansa con dones, ni recibe excusaciones, mas juzgar´a just´ısimamente. ¡Oh pecador miserable! ¿qué responderás a Dios que sabe todas tus maldades? Tú, que temes a las veces el rostro de un hombre airado, ¿por qué no te provees para el día, cuando no habrá quien te defienda, ni ruegue por otro; más cada uno tendrá que hacer por sí? Ahora tu trabajo es fructuoso, tu lloro aceptable, tus gemidos se oyen, y tu dolor es satisfactorio. Aquí tiene el hombre paciente grande y saludable purgatorio, el cual, recibiendo injurias, se duele mas de la malicia del otro que de su injuria; ruega a Dios por sus contrarios de buena gana, y de corazón perdona las ofensas, y no se tarde en pedir perdón de cualquiera; y más fácilmente ha misericordia que ira, y procura de hacerse fuerza, y de sujetar su carne del todo al espiıritu.
Mejor es ahora purgar los pecados y vicios, que dejarlos para el purgatorio. Cierto, nosotros nos engañamos por el amor desordenado que tenemos a la carne. ¿Qué otra cosa tragará aquel fuego, sino tus pecados? Cuanto más aquí te perdonas, y sigues la carne, tanto después más gravemente serás atormentado.
En la cosa que peca el hombre principalmente, será más gravemente castigado. Allí los perezosos serán pungidos con aguijones ardiendo: los golosos serán atormentados con gravísima hambre y sed: los lujuriosos amadores de deleites serán envestidos en pez y azufre ardiendo: los envidiosos ahullarán con dolor, como perros rabiosos. No hay vicio que no tenga su propio tormento. Allí los soberbios serán llenos de toda confusión: los avaros serán puestos en miserable necesidad. Allı mas grave será pasar una hora de pena, que aquí cien años de penitencia amarga. Allí no hay holganza ni consolación; mas aquí algunas veces cesan los trabajos, y consuelan los amigos con refrigerios. Pues ahora ten cuidado y dolor de tus pecados, porque el día del juicio estarás seguro con los bienaventurados.
Entonces estarán los justos en gran constancia contra los que los angustiaron y atribularon . Entonces estará para juzgar el que ası se sujetó humildemente al juicio de los hombres. Entonces tendrá mucha confianza el pobre y bajo, y el soberbio estará de todas partes espantado. Entonces será tenido por sabio el que aprendió aquí a ser loco y menospreciado por Cristo. Entonces agradará toda tribulación y angustia sufrida con paciencia, y toda maldad atapar´a su boca. Entonces m´as se holgar´a la carne afligida, que si siempre fuera criada en deleites. Entonces m´as te aprovehcar´an las obras santas que las hermosas palabras. Entonces resplandecer´a el despreciado vestido, y aparecer´a vil el precioso. Entonces ser´a m´as alabada la pobre casilla que el palacio dorado. Entonces m´as ayudar´a la constante paciencia que todo el poder del mundo. Entonces m´as ensalzada ser´a la simple obediencia que toda sagacidad del siglo. Entonces m´as alegrar´a la pura y buena conciencia que la ensen˜ada filosof´ıa. Entonces m´as se estimar´a el desprecio de las riquezas que el tesoro de todas la Indias. Entonces m´as te consolar´as de haber orado devotamente que de haber comido delicadamente. Entonces m´as te gozar´as de haber guardado el silencio que de haber parlado demasiado. Entonces se alegrar´a cualquier devoto, y llorar´a todo hombre profano. Entonces m´as te agradar´a la vida estrecha y la recia penitencia que toda la delectaci´on terrena.
Aprende ahora a padecer lo poco, porque despu´es seas libre de lo muy grave. Primero prueba aqu´ı lo que podr´as padecer despu´es. Si ahora no puedes sufrir tan poca cosa, ¿c´omo podr´as despu´es los tormentos eternos? Si ahora una pequen˜a pasi´on te hace tan impaciente, ¿qu´e har´as entonces en el infierno? En verdad no puedes tener dos para´ısos, deleitarse en este mundo, y despu´es reinar en el cielo con Cristo. Si hasta ahora hubieses vivido en delectaciones y en honras, y te llevase ahora la muerte, ¿qu´e te aprovechar´ıa?
Pues mira que todo es vanidad, sino amar y servir a Dios. Por cierto los que aman a Dios de todo coraz´on no temen la muerte ni el tormento, ni el juicio ni el infierno; porque el amor perfecto segura entrada tiene a Dios. Mas quien se deleita en pecar no es maravilla que tema la muerte y el juicio. Mas bueno es que si el amor no nos desv´ıa de lo malo, a lo menos el temor del infierno nos refrene. Mas el que pospone el temor de Jesucristo no puede estar mucho tiempo en el bien, mas cae muy presto en los lazos del diablo.
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