Imitacion de Cristo, Capitulo XXIII - Tomas de kempis
(Todos los días se irán agregando uno o dos capítulos, para que la lectura pueda ser meditada despacio y con atención)
Del pensamiento de la muerte.
Muy presto ser´a contigo este negocio; por eso mira c´omo vives. Hoy es el hombre, y ma˜nana no parece. En quit´andolo de
los ojos, se va del coraz´on. ¡Oh torpeza y dureza del coraz´on
humano, que solamente piensa lo presente, sin cuidado de lo por
venir! Hab´ıas de ordenarte en todo como si luego hubieses de
morir. Si tuvieses buena conciencia no temer´ıas mucho la muerte. Mejor ser´ıa huir de los pecados que la muerte. Si hoy no
est´as aparejado, ¿c´omo lo estar´as ma˜nana? El d´ıa de ma˜nana es
incierto: ¿y qu´e sabes si amanecer´as ma˜nana? ¿Qu´e aprovecha
vivir mucho, cuando tan poco nos enmendamos? La larga vida
no todas veces enmienda lo pasado; mas muchas veces a˜nade
pecados. ¡Oh si hubi´esemos vivido un d´ıa bien en este mundo!
Muchos cuentan los a˜nos de su conversi´on, y muchas veces es
poco el fruto de la enmienda. Si es temeroso el morir, puede ser
que sea m´as peligroso vivir mucho.
Bienaventurado el que tiene siempre la hora de su muerte ante sus ojos, y se apareja cada d´ıa a morir. Si viste morir alg´un
hombre, piensa que por aquella carrera has de pasar. Cuando
fuere de ma˜nana, piensa que no llegar´as a la noche. Y cuando
noche, no te oses prometer de ver la ma˜nana, porque muchos
mueren s´ubitamente. Por eso vive siempre aparejado y con tanta vigilancia, que nunca la muerte te halle desapercibido; porque vendr´a el Hijo de la Virgen en la hora que no se piensa. Cuando viniere aquella hora postrera, de otra manera comenzar´as a
sentir de toda tu vida pasada; y mucho te doler´as porque fuiste
tan negligente y perezoso. ¡Qu´e bienaventurado y prudente es el
que vive de tal manera, cual desea ser hallado en la muerte!
Ciertamente el perfecto desprecio del mundo, el ardiente deseo de aprovechar en la virtud, el amor de la buena vida, el
mucho trabajo de la penitencia, la prontitud de la obediencia,
el renunciarse a s´ı mismo, la paciencia en toda adversidad por
amor de nuestro Se˜nor Jesucristo, gran confianza le dar´an de vivir bienaventuradamente. Muchos bienes podr´ıas hacer cuando
est´as sano: cuando enfermo, no s´e qu´e podr´as. Pocos se enmiendan con la enfermedad, y tambi´en los que muchas romer´ıas andan, tarde son santificados. No conf´ıes en amigos ni en vecinos,
ni dilates tu salud a lo por venir; porque m´as presto que piensas
ser´as olvidado.
Mejor es ahora con tiempo hacer alg´un bien ante t´ı, que esperar en el cuidado de otros. Si t´u no eres sol´ıcito para t´ı ahora, ¿qui´en tendr´a cuidado de t´ı despu´es? Ahora es el tiempo
muy precioso: mas ¡ay dolor, que lo gastas desaprovechadamente pudiendo en ´el ganar c´omo eternamente vivas! Vendr´a cuando desear´as un d´ıa o una hora para te enmendar, y no s´e si
te ser´a concedida. ¡Oh hermano, de cu´anto peligro te podr´ıas
librar, de cu´an grav´ısimo espanto, si ahora fueses temeroso y
sospechoso de la muerte! Trabaja ahora de vivir de tal manera,
que en la hora de la muerte puedas antes gozar que temer.
Aprende ahora a morir al mundo, para que despu´es comiences a vivir con Cristo. Aprende ahora a despreciar todas las
cosas, para que entonces puedas libremente ir a Cristo. Castiga
ahora por penitencia tu cuerpo, porque entonces puedas tener
confianza cierta. ¡Oh loco! ¿Por qu´e piensas vivir mucho no teniendo un d´ıa seguro? ¿Cu´antos han sido enga˜nados y sacados
del cuerpo cuando no lo pensaban? ¿Cu´antas veces o´ıste contar que uno muri´o a espada, otro se ahog´o, otro cay´o de alto y se
quebr´o la cabeza, otro comiendo se qued´o pasmado, y otro jugando le viene su fin? Uno es muerto a fuego, otro a hierro, otro
en pestilencia, otros a manos de ladrones: y as´ı la muerte es el
fin de todos; y la vida de los hombres se pasa as´ı como sombra.
¿Qui´en se acordar´a, y qui´en rogar´a por t´ı despu´es de muerto? Ahora, ahora, hermano, haz lo que pudieres, que no sabes
cu´ando morir´as, ni qu´e te suceder´a despu´es de la muerte. Ahora
que tienes tiempo allega espirituales riquezas inmortales, y no
cures, salvo de tu salud y de las cosas de Dios. Hazte amigo
de los santos, h´onralos, imitando sus obras, para que cuando
salieres de esta vida, te reciban en las moradas eternas.
Tr´atate como hu´esped y peregrino sobre la tierra, al cual no
va nada en los negocios del mundo. Guarda tu coraz´on libre y
levantado a Dios; porque aqu´ı no tienes ciudad durable. All´ı endereza tus oraciones de continuo con gemidos y l´agrimas, porque
merezca tu esp´ıritu despu´es de la muerte pasar al Se˜nor con mucha honra. Am´en
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