Fiesta de todos los Santos: Comentario 01 de Noviembre del 2018
Autor: Padre Manuel de Jesús de los Santos
Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra,
Los
católicos estamos de fiesta porque el 1º de noviembre se celebra a todos los
santos. Esa es la verdadera fiesta de estos días, celebrar a los monstruos y a
las brujas no es de cristianos. Pero ¿por qué celebrar la fiesta de todos los
santos? ¿Quiénes son los santos?
Los
santos no son personas diferentes de nosotros, en todos los tiempos han habido
santos, de diferente edad, unos niños, otros jóvenes, adultos, viejitos, hay
santos y hay santas, unos flaquitos, otros gorditos, unos muy inteligentes
otros muy sencillos, algunos han nacido muy ricos otros fueron muy pobres, unos
son blancos otros negros, unos han sido santos desde pequeños, otros llevaron
una vida en la que no conocían a Dios, y se portaron muy mal, pero cuando se
encontraron con Jesús, cambiaron, y decidieron ser felices siguiéndolo.
Todos
estamos llamados a ser santos, Dios nos quiere santos, y para eso nos dio el
Don de la Fe, fue su regalo cuando nos bautizaron, por eso, los que estamos
bautizados tenemos que ser santos, pero también tenemos que querer serlo. El
Don de la Fe es más grande que todos los súper poderes de los
héroes favoritos y, además, es de verdad.
Ser
santos es querer seguir a Jesús, actuar como él, hacer el bien como él, amar
como él. SER SANTO ES SER AMIGO DE JESÚS. Para un cristiano no es posible pensar en la
propia misión en la tierra sin concebirla como un camino de santidad, porque
«esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación». Cada santo es una misión;
es un proyecto del Padre para reflejar y encarnar, en un momento determinado de
la historia, un aspecto del Evangelio. En el fondo la santidad es vivir en
unión con él los misterios de su vida. Consiste en asociarse a la muerte y
resurrección del Señor de una manera única y personal, en morir y resucitar
constantemente con él. El designio del Padre es Cristo, y nosotros en él. En
último término, es Cristo amando en nosotros, porque «la santidad no es sino la
caridad plenamente vivida» (Gaudete et exúltate).
Los santos no salen mucho en la televisión ni los periódicos
nos platican de ellos, están haciendo que en el mundo brille la gloria de Dios. Los santos, o sea, los que ya están en el cielo
porque vivieron su bautismo, a ellos se les veneran porque son:
Modelo:
Porque viendo lo que ellos hicieron para ser amigos de Dios nosotros los
podemos imitar; Estímulo: Porque ellos, lucharon como ahora
nosotros y ya gozan de la herencia a la que también nosotros estamos llamados; Intercesores:
Son amigos y hermanos nuestros y grandes bienhechores a quienes podemos
recurrir suplicándoles que hagan valer su influencia ante Dios en ayuda de
nuestras necesidades.
Los
santos son aquellos que han sido fieles a su bautismo, que el don de la fe que
recibieron lo usaron muy bien. El Papa Francisco nos ha invitado a vivir
la santidad muchas veces, él ha llevado al altar a muchos santos, y nos
recuerda que para ser santos hay que:
Orar: Hacer oración,
no sólo rezar oraciones de memoria sino poner en ellas el corazón, orar es
platicar con Dios.
Ir a Misa y comulgar. La Misa (La Eucaristía), es el lugar más hermoso del
mundo, es como estar en el cielo porque ahí está presente Jesús que se nos da
en la comunión.
La Confesión. Acercaros seguido al perdón que Dios siempre nos da
cuando hemos pecado. Así recuperamos su amistad y volvemos a ser
felices.
La Gracia. Confiar en
Dios, saber que sólo porque Jesús nos acompaña siempre, podemos ser
buenos.
Escuchar la Palabra de Dios. Conocer lo que Dios nos dice en la Biblia,
aprender el catecismo, para hacer lo que le agrada a Dios.
Anunciar la Palabra de Dios. Ser misioneros, llevar a otros la alegría de
encontrarse con Jesús, lo podemos hacer con palabras, con nuestro
comportamiento, con nuestra compañía, ayudando a los demás con amor.
No tengas miedo de apuntar más
alto, de dejarte amar y liberar por Dios. No tengas miedo de dejarte guiar por
el Espíritu Santo. La santidad no te hace menos humano, porque es el encuentro
de tu debilidad con la fuerza de la gracia. En el fondo, como decía León Bloy,
en la vida «existe una sola tristeza, la de no ser santos» (Gaudete et exúltate).
La
Santísima Virgen, san José, los apóstoles, mártires y santos todos esperan
nuestro triunfo, están atentos a nuestra lucha, no nos olvidan, por eso, ¡comencemos
hoy a caminar hacia la santidad!
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