¿Sólo criticamos ó actuamos?: Comentario 10 de Julio del 2018
Autor: Padre Manuel de Jesús de los Santos
Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra,
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
La
situación que encontramos en el evangelio de hoy es que le presentaron a Jesús
a un endemoniado que estaba mudo. Jesús echó al demonio y el mudo comenzó a
hablar. También nosotros hemos de decirle a Jesús que tome posesión de nuestras
vidas para que con su presencia y su Misericordia vaya echando fuera algunos
demonios que no nos dejan hablar de Él (miedos, complejos, perezas, egoísmos,
amor por el dinero, comodidades) y ser completamente libres, entregados al
servicio de los hermanos.
Para
éste hombre que antes estaba mudo, la experiencia de liberación no calló la
acción salvadora que Jesús obró en su vida, sino que lo movió al testimonio y
al anuncio, porque uno no queda igual cuando ha conocido a Jesús y siente la
experiencia de liberación. Por eso, si a pesar de que hemos visto que Jesús ha
obrado en nuestra vida, nos ha liberado de muchos demonios y seguimos sin
hablar de él o sin ponernos al servicio de los hermanos es porque o somos malagradecidos,
o porque demostramos una gran falta de amor hacia Él o, porque aún no le hemos
permitido que eche completamente fuera todos los demonios.
Pero
también encontramos a los fariseos que estaban presenciando este momento,
decían: “Este echa a los demonios con el
poder del jefe de los demonios”. Por lo general, siempre que alguien se
decide a hacer el bien también se va a encontrar con alguien más que pretenderá
ensombrecer su quehacer y apagar la luz de su persona, pretenderá arruinar la
obra que está llevando adelante; aparecerán inmediatamente las murmuraciones,
las calumnias, las habladurías, las chusmerías, las difamaciones o como
queramos llamarle, en este caso, los fariseos fue lo primero que hicieron con
Jesús. Tengamos mucho cuidado, no vaya a sucedernos que seamos nosotros los que
pretendamos impedir hacer el bien a los demás con nuestras críticas y chusmeríos.
¡Qué
lástima que haya siempre personas que todo lo juzgan mal y que todo lo ven
sucio! En vez de alabar a Dios por las maravillas que realizaba Cristo, los que
las presenciaban con recelo se escandalizaban y atribuían al demonio.
Sin
embargo, contemplamos, que a estos fariseos, lo que les falta es que dejen que
Jesús les eche fuera el demonio de sentirse superior a los demás, la autosuficiencia,
la soberbia, la vanidad, etc. En este caso, se necesita aprender de la
humildad, la caridad, la pureza y pobreza de corazón de Jesús, si no, iremos
por la vida haciendo mucho daño: criticando, juzgando y condenando a los demás.
Mientras
tanto, Jesús siguió su camino: “Recorría
todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas de cada lugar. Anunciaba
la buena noticia del Reino, y curaba toda clase de enfermedades y dolencias. Al
ver a la gente, sintió compasión de ellos, porque estaban cansados y abatidos,
como ovejas que no tienen pastor”. Como buen pastor, movido por la
compasión, sabe que no puede dejar para mañana lo que tiene que hacer, no puede
dejar inconclusa la misión que el Padre le ha encomendado, sino que tiene que
ocuparse de hacer el bien: enseñando a toda persona y curándola tanto del
cuerpo como del alma.
Cristo
no se cansa de ayudar a los necesitados porque los ama. Y es por esto que
exhorta a sus discípulos a pedir al padre que mande muchos operarios que
continúen su obra de misericordia por todos los siglos y en todos los pueblos. Cuanto
más grandes son las miserias de los hombres, tanto más se debe pedir el aumento
de los verdaderos ministros de Cristo, que manifiesten la presencia del Señor
en este mundo.
Hace
falta gente que no sólo critique sino que también actué. Y hoy, Jesús sigue
llamando operarios a trabajar a su mies… ¿Vos te sumás?
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