Hoy me decido a seguir a Jesús: Comentario 11 de Julio del 2018
Autor: Padre Manuel de Jesús de los Santos
Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra,
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
A
lo largo de la historia, siempre ha sido un punto crítico el hablar del
seguimiento de Jesús y de sus exigencias. Muchos hombres y mujeres han querido
emprender un viaje junto a Jesús, sin embargo, al toparse con la realidad han
dado vuelta atrás. Otros han aceptado la invitación y, a pesar de las
exigencias, siguen el camino trazado por Cristo. ¿Pero cómo lo han logrado?
Lucas
nos narra que Jesús, camino a Jerusalén, expresó abiertamente las exigencias
del seguimiento (Cfr. Lc. 14, 25-33). No pretende “mimar” a los suyos, sólo
para ganar más adeptos; él se dirige a ellos de manera franca y sencilla,
aclarando que el verdadero discípulo debe estar dispuesto a cargar con la cruz.
Jesús
llama, pero espera que surjan, de una forma libre y generosa, nuevos
discípulos, capaces de vivir las exigencias propias del discipulado. Pide, como
primera exigencia, la renuncia, es decir, el desprendimiento completo y de
manera inmediata de uno mismo y de todo aquello que no nos deja vivir y
entregarnos a él con entera libertad.
Como segunda exigencia pide que carguemos la cruz, que no es otra cosa
que aceptar y afrontar las adversidades de la vida, ir contra corriente,
aceptar el rechazo, la incomprensión, e incluso, la persecución por causa del
Reino de los cielos.
No
hay duda que Cristo es muy exigente con los que deciden seguirlo. Pero él no es
como los egoístas que exigen para enriquecerse a costa del sudor de los
súbditos. Al contrario, él pide todo lo que tiene el hombre para darle a cambio
todo lo que tiene Dios: la vida eterna.
Por
consiguiente, el que es generoso con Cristo en su pobreza, encontrará a un Dios
generoso en su riqueza. Seguir a Cristo es sacrificarse y enriquecerse al mismo
tiempo. La de Cristo es una lógica diferente a la que usan comúnmente los
hombres; por eso, los que ahora no buscan vivir según sus enseñanzas, el día de
mañana pueden llevarse una sorpresa al constatar que: “los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros como
él ha dicho (Mt. 19,30).
Para
poder lograr este seguimiento, mencionamos por lo menos cuatro elementos que
son como los pilares que necesita todo discípulo:
1. Realismo.
Antes de comenzar con esta hermosa aventura, es necesario meditar, pensar y
calcular lo que se está a punto de emprender, poner los pies sobre la tierra,
mantener ideas claras, mirar las capacidades propias y pedir ayuda a Dios.
Mantener un proyecto de vida.
2. Audacia/ingenio.
El discípulo debe ser inteligente, capaz de buscar estrategias para encarar a los
que cometen injusticias, a los enemigos de Dios. Vencer el mal a fuerza de bien
(oración, evangelización, testimonio de caridad y de paz).
3. Valentía.
El discípulo ha de afrontar, superar y dejar atrás cualquier miedo o complejo
que le aceche. El seguimiento implica decisión, una vida de riesgos y
sacrificios; no se permite quedarse parado o paralizado en el camino. Se tendrá
que recurrir a la oración, a la escucha de la Palabra de Dios y a la recepción
de los sacramentos.
4. Constancia.
El seguimiento implica estar siempre de pie y nunca dejar de avanzar, incluso,
cuando no se tengan los elementos necesarios para continuar. Seguir a Jesús
significa permanecer, ser fieles.
Jesús
nos invita a ser discípulos y misioneros, a cargar la cruz con amor, siendo una
respuesta al amor que él nos mostró (y nos seguirá mostrando) primero. Tengamos
presente que en este camino, nunca estamos solos, que Dios nos acompaña siempre
y que la recompensa será inigualable e invaluable: “Y todos los que por causa mía hayan dejado casa, o hermanos o
hermanas, o padre, o madre, o hijos, o terrenos, recibirán cien veces más, y
también recibirán la vida eterna” (Mt. 19, 29). ¿Qué es lo que debe
movernos para seguir a Jesús? La fe y la generosidad para actuar y darnos por
completo a los demás ¿Estamos dispuestos?
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