La importancia de la Providencia: Comentario 12 de Junio del 2018

                                                                  Autor: Padre Manuel de Jesús de los Santos
Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra, 
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles



En todas partes, en donde más o en donde menos, se encuentran fallas en las dos principales tareas: nunca la economía está donde se necesita, y la educación de la ciudadanía está por el suelo.
¿Cuál puede ser la causa de todo esto? Hay que tener presente que para los animales no existen estos problemas, porque tienen el instinto que los dirige y los deja siempre igual. Para la persona humana, no es así, ella fue enriquecida con inteligencia y voluntad. Estas dos facultades son las que han hecho posible este proceso, cada vez más veloz, del progreso científico que tenemos. No obstante, nos falta mucho para gozar de paz, justicia y buenas relaciones entre nosotros.
A pesar de los esfuerzos que hacen las mejores inteligencias, no logran alcanzar lo que se proponen. Y no obstante tantas organizaciones internacionales, muchas personas rayan en una pobreza extrema. Son más de mil millones de seres humanos que no tienen lo indispensable para vivir. Acercarse a ellos es sentir que se parte el corazón.
¿Por qué no se logra ayudarlos? Los que creemos en la palabra infalible de Dios tenemos una respuesta: a esas inteligencias les falta la luz divina. Es un hecho que cuanto más la humanidad se ha alejado de Dios, tanto más sufre injusticias, violencias y falta de paz en los corazones, en las familias y en la sociedad.
La Palabra de Dios se refiere también a las necesidades materiales que tenemos todas las personas: “No se preocupen de lo que han de comer o beber para vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo… Miren las aves que vuelan por los aires: no siembran, ni cosechan ni guardan la cosecha en graneros, sin embargo, el Padre de ustedes que está en el cielo les da de comer. ¡Y ustedes valen más que las aves del cielo!” (Mt. 6, 25-26). Por ser la Palabra de Dios, ésta es verídica y se cumple.
Además de todos los esfuerzos que hacen los que gobiernan las naciones y los que rigen la economía mundial, lo que hace falta es fe en la providencia. Los que no han hecho la experiencia de la providencia de Dios, pueden reírse de este discurso y rechazarlo. La respuesta para ellos es sencilla: hagan la experiencia. Esta experiencia exige sinceridad, honestidad y austeridad de vida.
Una ofensa grave que cometen los que tienen en abundancia es el despilfarro de los bienes que otros necesitan, esas injusticias tienen postrada a la humanidad. Bastan estas pocas estadísticas para comprender el por qué hay miles de millones de personas que sufren la miseria: el 8.1 % de la población mundial goza del 82.4 % de los recursos del planeta; los otros 81.9 %, en grados distintos, cuentan con el 17.6%.
Si hubiera más fe en la observancia del evangelio, los que tienen mucho, no abusarían de los bienes que Dios ha creado, observando la necesaria austeridad; y los que no tienen suficiente para vivir, tendrían más si tuvieran fe en la providencia. La mayoría de ellos no tienen fe, porque no han escuchado la Palabra de Dios que es la que engendra. La culpa de tanta miseria en la mayoría de los hombres, no es sólo de los que despilfarran los bienes, sino también de los que teniendo fe no salen a compartirla.
Nuestro Señor nos enseña: “Procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo” (Mt 5,16). San Juan en su primera carta, nos asegura que Dios provee a los que observan su evangelio: “Él nos dará todo lo que le pidamos, porque obedecemos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada” (1Jn 3, 22).
Por la experiencia, que el Señor nos ha permitido hacer, podemos estar seguros que con mayor conocimiento de Jesucristo y observancia de su Palabra, estaría más presente la providencia de Dios entre todos los pueblos de la tierra (Pbro. Luigi Butera Vullo).
<<Cuántas familias destruidas por el problema del dinero: hermano contra hermano, padre contra hijo…! Y esto es lo que hace el mal: la codicia en mi relación con el dinero. Tener más, tener más, tener más… Te lleva a la idolatría, ¡destruye tu relación con los demás! No el dinero en sí, sino el comportamiento que se llama codicia>> (Papa Francisco).

Comentarios

  1. Cada vez más clara la reflexión dela Padre Manuel. Gran contenido para ponernos a obrar .gracias Dios por la gracia que nos ragalas.🙏.

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