Card. Sturla a los legisladores: el poder es para servir
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La Basílica de la Aguada se vio colmada en la Misa de acción de gracias por el nuevo período parlamentario
La Basílica estaba colmada /B. ROJAS
Varios legisladores, secretarios y funcionarios del Palacio Legislativo participaron de la Misa que se celebró en la Basílica Nuestra Señora del Carmen -la parroquia de la Aguada- con motivo del comienzo XLIX legislatura de la República. Se destacó la presencia de la futura vicepresidente de la República y presidente de la Asambla General, Beatriz Argimón; el novel presidente de la Cámara de Diputados, Martín Lema; los senadores Guido Manini Ríos, Guillermo Domenech y Carmen Asiaín. Además estaban los futuros ministros Inés Moreira y Pablo Bartol; así como el futuro secretario de Presidencia Álvaro Delgado y el responsable de la Asesoría Macroeconómica del Ministerio de Economía y Finanzas, Hernán Bonilla.
La Eucaristía fue presidida por el Card. Daniel Sturla, acompañado por los Obispos Auxiliares, Mons. Luis Eduardo Gónzalez y Mons. Pablo Jourdan. Además estuvieron presentes varios sacerdotes, entre ellos el Pbro. P. Coimbra, párroco de la Aguada y organizador de la celebración, así como diáconos, seminaristas y centenares de fieles.
El templo se ubica a pocos metros del Palacio y, además, en el año 1829 albergó durante algunas semanas a la Asamblea General Constituyente y Legislativa que redactaba la Constitución que se juraría al año siguiente. La construcción actual data de 1891.
Vázquez, la masonería y la laicidad
Al comienzo de la homilía, el Arzobispo situó a los presentes en el contexto. Relató que Artigas era muy devoto de la Virgen del Carmen y comentó que la celebración era iniciativa del párroco, a quien llamó “el capellán del Palacio”, porque el Legislativo está en la jurisdicción de su parroquia. “Ojalá le den trabajo. Que lo llamen y le digan 'Padre, quiero confesarme', 'Padre quiero una Misa', 'Padre quiero rezar', 'quiero una bendición'. Qué bueno que sería”, deseó.
En esa línea, también reconoció que “a muchos les puede parecer medio extraño esto de una Misa en el comienzo de una legislatura, de hecho es la primera vez que se hace, por lo menos en muchísimo tiempo”. En otros países de Ámerica es lo común y algunos parlamentos tienen capillas. Pero en Uruguay se vive de modo diferente y, para expresarlo, el Cardenal eligió citar al presidente saliente Tabaré Vázquez, en un discurso pronunciado en la sede de la masonería: “Señores, en nuestra opinión, la laicidad es un marco de relación en la que los ciudadanos podemos entendernos en la diversidad pero en igualdad. Desde esta perspectiva la laicidad no inhibe el factor religioso. Cómo va a inhibirlo si al fin y al cabo el hecho religioso es la consecuencia del ejercicio de derechos consagrados en tantas declaraciones universales y en tantos textos constitucionales. La laicidad no es incompatible con la religión, simplemente no confunde lo secular y lo religioso”.
No faltaron ciertos datos de la historia de Uruguay que posiblemente eran desconocidos por la mayoría de los presentes: que la Iglesia está presente desde hace 400 años en este territorio, que cinco de los seis diputados enviados por Artigas con lñas Instrucciones del Año XIII eran sacerdotes, que el nombre de este país -Estado Oriental del Uruguay- fue propuesto por un sacerdote, Lázaro Gadea.
Hacer fructificar los talentos
El Evangelio había sido el de la parábola de los talentos. “La mayor parte de las cosas de nuestras vidas las hemos recibido y somos administradores, no somos dueños. Y de un modo especial esto vale para aquellos que son legisladores, que reciben una banca, que representan al pueblo. Pero no son dueños, lo representan por estos cinco años”, reflexionó el Cardenal.
A continuación hizo un llamado a la responsabilidad, a la buena administración de los talentos dados por Dios. “Tanto los legisladores como cada uno de nosotros tenemos que dar frutos y frutos abundantes. No está permitido enterrar los talentos recibidos. El poder que da Dios es para servir a los demás. Aquí el servidor público encuentra su alegría en dar frutos, y frutos abundantes; sobre todo en favor de los más desvalidos”.
Poco antes de terminar, consideró que la máxima virtud de un político es la magnanimidad, la grandeza de alma. La definió como “la capacidad de saber superar las diferencias y mirar más allá del propio interés, para mirar el interés de la nación y de todo el país”. Pidió ayuda a Dios por intercesión de María, siempre presente en la historia de la patria.
La Misa prosiguió como de costumbre. Al terminar hubo saludos entre los sacerdotes y los asistentes, y entre los representantes de los distintos partidos políticos que se hicieron presentes.
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Oración interreligiosa a favor de la patria
El lunes 2 de marzo habrá una oración por la patria al inicio del nuevo gobierno, convocada por la Iglesia Católica, iglesias cristianas y la comunidad judía. Será en la Catedral de Montevideo a las 19 horas y contará con la presencia del presidente, Luis Lacalle Pou.
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