El primer desengaño amoroso puede llegar de repente como un tornado difícil de controlar para un adolescente. Al principio, puede sorprenderse por este sentimiento excitante que le abruma y muy rápidamente se convence de que acaba de descubrir el Amor con una A mayúscula.
El día en que el “Amor de su vida” lo deja, es una tragedia. ¿Quién se atreve a decirle que se le pasará? ¿Cómo podemos ayudar a nuestro adolescente a superar este difícil período de su vida?
Los errores a evitar
Por encima de todo, debemos acoger su sufrimiento. Existe, es muy profundo. Por eso puede ser hasta perjudicial decirle frases como: “Ya verás. No es nada. Se te pasará.” Al contrario, su herida es muy real.
Tampoco optes por decirle: “Eres demasiado joven para saber lo que es el verdadero amor”; “Te lo dije. Querías ser mayor y te dejó.” Este tipo de comentario solo pueden empeorar la situación.
El papel de los padres en esta situación es, ante todo, dejar que tu hijo exprese su cruel decepción, sus esperanzas frustradas, su disgusto y la falta de confianza en sí mismo de quien no se siente amado sino rechazado.
En lugar de dejarle que se ponga a reflexionar solo, debemos ofrecerle salir, ver películas con él o invitarle a otras distracciones para que cambie de idea, aunque al principio no le importen estas propuestas.
Cuando llegue el momento adecuado y pase la tormenta, tal vez puedas comentarle aspectos que algún día entenderá: “¿Sabes que puedes encontrar un amor todavía más grande que este que acabas de vivir? En algún lugar hay una persona que sabrá cómo amarte y valorarte. Solo porque alguien ya no te quiera no significa que no valgas nada.“
Atención al comportamiento depresivo
El adolescente necesita llorar su amor perdido, y mientras viva con la esperanza de recuperarlo, no hay cura. Necesita ayuda para “enterrar” su sueño.
En lugar de intentar volver al camino de la otra persona con la loca esperanza de que vuelva, es mejor pasar la página, tirar las fotos y los recuerdos.
También es muy importante asegurarse de que encuentre a alguien que pueda escucharlo y entenderlo.
¿Y por qué no ofrecerle ayudar a alguien ? Y si se desespera, si habla de suicidio, no hay que despreciar sus palabras. Conviene más bien estar alerta.
Si es necesario, se debe consultar a un psiquiatra del comportamiento. Para ayudar a tu adolescente, hazle entender que es realmente hacer demasiado honor a la persona que no le quiere que muera por ella o él. Morir por alguien que te ama es comprensible, pero morir por alguien que te abandona es casi irrazonable.
En este caso, es importante darse cuenta del poder que le hemos dado a un ser, ya que tiene el poder de destruirnos. Es hora de quitarle ese poder concedido por un momento.
¿Y por qué no haces un balance?
Pero la forma más eficaz de hacerlo es invitar al joven a hacer un balance de lo que acaba de experimentar:
“¿Sabes que la experiencia que acabas de tener puede ser extremadamente enriquecedora para ti? Acabas de aprender que el amor puede dar mucha felicidad, pero también mucho sufrimiento, y por lo tanto es importante no jugar con tu propio corazón ni con el de otro, especialmente este momento de tu vida en el que la estabilidad de los sentimientos no está garantizada”.
También puedes preguntarle sobre para ayudarle a decidir en el futuro: “¿Por qué no supe cómo hacerme amar? ¿Fue por posesividad, por ingenuidad (creo demasiado rápidamente que “sucedió”), por una presión moral demasiado fuerte sobre la libertad del otro… (“El amor solo florece en la libertad”)?
También podrías sugerirle elaborar un retrato de la persona ideal le gustaría algún día amar. Inspirándote en las cualidades que valorabas mucho en la persona de la que te enamoraste. Así que esa pena puede convertirse en una gran oportunidad para la maduración.”
El hecho es que para compensar el vacío emocional que siente el joven, lo más importante siempre será el clima de amor y el ambiente cálido y comprensivo.
Se necesita una ternura delicadamente expresada y un respeto que no obliga a la confidencia, el adolescente descubrirá lo que es el verdadero amor: este amor que, como el amor divino, acepta sufrir por el bien del otro, pero siempre hace lo imposible para no causar nunca sufrimiento.
Denis Sonet
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