Abrió la casa "Paz y bien" para alojar familias migrantes
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Está ubicada en el Fortín de Santa Rosa, en Canelones
Abrió la casa "Paz y bien" para alojar familias migrantes
Está ubicada en el Fortín de Santa Rosa, en Canelones
El miércoles 19 de febrero se inauguró el hogar para migrantes “Paz y Bien”. Para la ocasión, el Obispo Auxiliar de Montevideo, Mons. Pablo Jourdan, presidió una celebración y bendijo la casa. Está ubicada en El Fortín de Santa Rosa, en la Diócesis de Canelones.
La iniciativa de un hogar para migrantes nace del trabajo conjunto de la Arquidiócesis de Montevideo, a través de la Pastoral Social; la Conferencia de Religiosas y Religiosos del Uruguay (CONFRU); y la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU), a través del proyecto Puentes de Solidaridad. La experiencia comenzó con una familia proveniente de Venezuela y tendrá una primera etapa de prueba hasta el próximo mes de junio.
Un signo de comunión
La Hna. Laura Guisado, provincial de las Hijas de María Auxiliadora, explica que desde mediados de 2019 varias de las congregaciones querían dar una respuesta al pedido del Papa Francisco: “teníamos que hacer algo para dar respuesta a estas oleadas de migrantes que llegaban a nuestro país y con las que teníamos contacto”.
Agregó que “empezamos a madurar la idea y quisimos traducirla en un gesto de comunión. Allí comenzó el contacto con la gente que estaba trabajando en Puentes de Solidaridad; con Mons. Pablo Jourdan por la Arquidiócesis; con las Hermanas Misioneras del Verbo Encarnado, que son parte de la CONFRU, y pusieron a disposición este lugar. Y una vez que vimos que la red estaba armada dijimos: 'es tiempo de empezar'”.
Un pequeño grano de arena
Por su parte, la Hna. Mariana Marguery, provincial de las Misioneras Franciscanas del Verbo Encarnado, cuenta que “hace un año ya, en el capítulo provincial, queríamos tener un gesto diferente; más cercano a las pobrezas que se viven en la actualidad como la migración”. Y sobre el lugar de alojamiento comenta: “teníamos esta casa en el Fortín de Santa Rosa y tomamos la opción de ponerla a disposición de un pequeño grupo de migrantes y ofrecer este pequeño grano de arena”.
Cercanía y acompañamiento
Desde la Arquidiócesis de Montevideo se enfatiza el trabajo coordinado de varios actores. María José Carrau, referente de la Pastoral Social y coordinadora del trabajo en la casa “Paz y Bien”, sostiene que desde la Arquidiócesis “siempre estamos atentos a las iniciativas para favorecer a los hermanos más necesitados y este proyecto sale desde allí, desde el querer formar una pastoral de migrantes”.
Carrau afirma el acompañamiento tanto del Card. Daniel Sturla, como de Mons. Pablo Jourdan, “ambos muy atentos a estas realidades y apoyando de manera muy cercana la iniciativa”. Agrega que “las personas migrantes necesitan cercanía y nuestro acompañamiento, este es espacio para que estén tranquilos mientras buscan nuevas posibilidades y estrategias para insertarse en nuestra sociedad”.
Para la Hna. Guisado, es importante que las personas que van a estar en la casa “puedan hacer los trámites que necesitan, que estén acompañados, y logren la inserción en nuestro país”. Y agrega: “para nosotros es importante también que tengan un buen acompañamiento espiritual”.
Trabajo a conciencia
La Mag. Gabriela Gómez, encargada de Puentes de Solidaridad en Uruguay, cuenta que para el programa “el 2019 ha sido un año de consolidación en su trabajo, así como ir detectando y contactando con aquellas organizaciones, que a nivel pastoral o en la sociedad civil, realizan actividades de ayuda al migrante. También tuvimos reuniones con distintos instituciones nacionales y organismos internacionales que trabajan el tema de la movilidad humana”.
En este contexto es que Puentes de Solidaridad decidió unirse a la Arquidiócesis de Montevideo y a la CONFRU para poder abrir la casa 'Paz y bien'. “A nosotros nos toca hacer las derivaciones hacia el hogar, estudiando cuidadosamente cada caso, y también aportamos económicamente para el mantenimiento de las familias”, añade.
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