Gracias Señor, por tu gran Misericordia: Comentario 09 de Abril del 2019
Padre Manuel de Jesús de los Santos
Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra,
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
Por
lo general, nos alejamos de Dios, cuando caemos en la trampa de sentirnos
autosuficientes, cuando hemos tenido lo necesario o “suficiente” en nuestra
vida, nos aprovechamos de la Providencia de Dios y nos mostramos desagradecidos
con su amor y, por eso, nos acostumbramos a vivir por nuestra propia cuenta. No
valoramos lo que Dios ha hecho en nuestra historia personal, en nuestra familia
y, hasta en cierto momento, también nos hemos sentido inconformes con lo que
nos permite y nos incomoda que las cosas no sean siempre como nosotros
queremos. Nos sentimos los dueños de nosotros mismos, más sabios, más
poderosos, y por ello también, como el pueblo de Israel, nos quejamos y
murmuramos contra la voluntad de Dios.
Hoy
Jesús nos invita a reconocerle como nuestro
Señor y salvador, el único en el que podemos encontrar la salvación.
Pero también, nos exhorta a ser valientes para desprendernos de nuestros ídolos
en los que, por alejarnos de Él, hemos aprendido a confiar, adorar y dedicarle
nuestra vida. Jesús nos invita a ser libres, a hacer una opción de vida, la más
importante, que levantemos la mirada hacia Él, que lo valoremos y descubramos
lo que ha hecho y sigue haciendo en nuestra vida; Él nos ofrece su amor y
misericordia, nos concede su gracia, por Él vivimos, nos movemos y existimos.
Es su amor que cuelga de una cruz por nosotros, por la humanidad entera para
darnos salvación eterna.
Jesús
quiere que creamos en Él, que no desperdiciemos nuestro tiempo jugando con
nuestra vida, que la tomemos en serio, porque del amor y la fidelidad a Dios
depende nuestra salvación. Vivamos agradecidos con nuestro Padre, por esa vida
divina que nos ofrece; valoremos los dones y las gracias con que nos capacita
para avanzar hacia la santidad.
Ser
de este mundo significa vivir una vida puramente material que aprecia la
dignidad humana; ser del otro mundo es vivir la vida divina de la gracia. Los
que son de este mundo viven más inmersos en los asuntos temporales; en cambio
los que no son de este mundo, captan con facilidad las cosas del espíritu. A
cuántos hombres de nuestros días se les puede aplicar la acusación de Jesús:
“ustedes son de éste mundo” y por eso solamente entienden las cosas de este
mundo, pero se les escapan las cosas de Dios, que no aprecian ni buscan porque
no las valoran, porque no las entienden. Tú también, aunque estás en este mundo
debes considerarte como alguien que busca la patria eterna, esa que solamente
Dios puede dar.
Por
eso, solo nos queda decir: “gracias Señor por tu gran misericordia”, y después
de esto tenemos que comprometernos para que los demás también puedan levantar
la mirada hacia Jesús, única opción de verdadera dignidad y libertad, y puedan
salvarse.
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