Para ser el primero hay que cambiar de mentalidad: Comentario 26 de Febrero del 2019
Padre Manuel de Jesús de los Santos
Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra,
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
Jesús invita a sus discípulos a hacerse
como niños porque “a quien es como ellos pertenece el Reino de Dios”. Queridos
hermanos y hermanas, los niños llevan vida, alegría, esperanza, también
disgustos, pero la vida es así. Ciertamente llevan también preocupaciones y a
veces problemas; pero es mejor una sociedad con estas preocupaciones y estos
problemas, que una sociedad triste y gris porque se ha quedado sin niños. (Homilía
de S.S. Francisco, 18 de marzo de 2015).
A los discípulos de Jesús no les entraba en la
cabeza el que su Maestro tuviera que pasar por el túnel del sufrimiento, que
para ser el primero se tenga que ser el servidor de todos, que en las nuevas
categorías del Reino de Cristo el niño ocupe un lugar primordial. No era fácil
para ellos dejar la concepción en la que se habían educado desde su infancia.
Pero para ser discípulos de Cristo tenían que cambiar. Debían aceptar que el
sufrimiento es camino de redención para Jesucristo, y lo sigue siendo para los
cristianos de hoy.
La cultura en la que vivimos y la mentalidad de
nuestros contemporáneos está hecha al cambio. Se cambia más fácilmente que
antes de trabajo, de computadora, de coche, de casa, de país, de pareja... Se
cambian también los modos de pensar y vivir, los valores de comportamiento, y
hasta la misma religión.
El cambio está a la orden del día, y quien no
cambia, pronto pasa a formar parte de los retros. Pero, ¡claro!, no todo cambio
es bueno para el hombre. Ni todo cambio indica progreso. Hay cambios que son
una desgracia, como el tener que dejar el país y la familia para buscar
trabajo.
El cambio al que la liturgia nos invita es el
cambio desde Dios. Es decir, aquel cambio que Dios quiere y espera del hombre
para que sea más hombre, para que viva mejor y más plenamente su dignidad
humana. El cambio que Dios quiere es el de la injusticia a la justicia, del
abuso al servicio de los demás, de la infidelidad a la fidelidad, del odio al
amor, de la venganza al perdón, de la cultura de muerte a la cultura de la
vida, del pecado a la gracia y a la santidad.
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