¿Qué es lo que me impide hacer el bien?: Comentario 23 de enero del 2019

                                                                                                Padre Manuel de Jesús de los Santos

                                                                                      Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra,

                                        Parroquia Santa Marìa de los Ángeles

En el colmo de la intransigencia farisea, se presenta el caso de hacer el bien a un hombre, pero está de por medio el precepto sabático. Dos detalles del texto conviene señalar: uno, la actitud  de Jesús, ya que no se trata de una decisión arbitraria sobre cuándo cumplir o no la ley, sino la necesidad de ayudar al prójimo; el otro, la incoherencia de los fariseos, cuya actitud resulta inflexible al fijarse en el precepto y no en la persona. La actitud decidida de Jesús es ejemplo de firmeza ante la exigencia de la caridad, pero esta nunca estará en contraposición a la justicia y al derecho.

Con esta acción misericordiosa hacia el enfermo nos ha querido enseñar el Señor Jesús que nada hay ni debe haber que pueda prevalecer sobre la ley del amor y de la misericordia. Es esta la primera ley, la única ley, ya que si las demás leyes no van inspiradas por el amor y no se cumplen con amor y por amor, dejan de ser leyes que obliguen, pues les falta el fundamento que las constituya en verdaderas leyes y las haga, por tanto, obligatorias.

Todo con amor y todo por amor; en tu vida cristiana, como hijo de Dios y miembro de la Iglesia, en tu vida familiar, profesional o social, acostúmbrate a obrar siempre con amor y por amor, trata de descubrir en los demás la imagen de Dios y así lo amarás, no fijándote en los rasgos del hombre, sino únicamente en la imagen de Dios tras esos rasgos humanos.

Y nosotros, ¿a qué le damos más importancia? ¿Qué es lo que nos impide hacer el bien? ¿el dinero?, ¿el exceso de trabajo?, ¿el futbol?, ¿los amigos?, ¿la fe mal vivida?, ¿los vicios?, ¿la propia indiferencia y dureza de corazón? Jesús nos quiere mansos y humildes, como Él, siempre cercanos a los necesitados y a los que sufren.