“Sintámonos peregrinos en este mundo”: Comentario 27 de Noviembre del 2018
Autor: Padre Manuel de Jesús de los Santos
Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra,
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
No
darse cuenta de lo caducas que son las cosas y apegarse a ellas es perecer
junto con ellas. Por eso la gloria debe buscarse en lo perdurable, pues todo lo
material será destruido. Hay que reconocer que nuestra verdadera casa o patria
no está en este mundo, estamos de paso por aquí, somos peregrinos en busca de
nuestra verdadera patria, por tanto, somos extranjeros; aferrarnos a todo lo
que nos aparece aquí, es vivir con miedos e inseguridades, con el temor de
perderlo todo, incluyéndonos a nosotros mismos.
<<El que ama a Dios se contenta con agradarlo,
porque el mayor premio que podemos desear es el mismo amor; el amor, en efecto,
viene de Dios, de tal manera que Dios mismo es el amor. El alma piadosa e
íntegra busca en ello su plenitud y no desea otro deleite. Porque es una gran
verdad aquello que dice el Señor: “Donde está tu tesoro allí estará tu corazón”.
El tesoro del hombre viene a ser como la reunión de los frutos recolectados con
su esfuerzo. Lo que uno siembre eso cosechará, y cual sea el trabajo de cada
uno tal será su ganancia; y donde ponga el corazón su deleite, allí queda
reducida su solicitud. Mas como sea que hay muchas clases de riquezas y
diversos objetos de placer, el tesoro de cada uno viene determinado por la
tendencia de su deseo, y si este deseo se limita a los bienes terrenos, no
hallará en ellos la felicidad, sino la desdicha.
En cambio los que ponen su corazón en las cosas del
cielo, no en las de la tierra, y su atención en las cosas eternas, no en las
perecederas, alcanzarán una riqueza incorruptible y escondida, aquella a la que
se refiere el profeta cuando dice: “La sabiduría y el saber serán su refugio
salvador, el temor del Señor será su tesoro”. Esta sabiduría divina hace que,
con la ayuda de Dios, los mismos bienes terrenales se conviertan en
celestiales, cuando muchos convierten sus riquezas, ya sea legalmente heredadas
o adquiridas de otro modo, en instrumentos de bondad. Los que reparten lo que
les sobra para sustento de los pobres se ganan con ello una riqueza
imperecedera; los que dieron en limosnas no es en modo alguno un derroche;
estos pueden en justicia tener su corazón donde está su tesoro, ya que han
tenido el acierto de negociar con sus
riquezas sin temor a perderlas>>
(San León Magno).
<<Os lo ruego, amemos juntos, corramos juntos
el camino de nuestra fe; deseemos la patria celestial, suspiremos por ella,
sintámonos peregrinos en este mundo. ¿Qué es lo que veremos entonces? Que nos
lo diga ahora el evangelio: “Ya al comienzo de las cosas existía la Palabra, y
la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios”. Entonces llegarás a la
fuente con cuya agua has sido rociado; entonces verás al descubierto la luz
cuyos rayos, por caminos oblicuos y sinuosos, fueron enviados a las tinieblas
de tu corazón, y para ver y soportar lo cual eres entretanto purificado.
Queridos hermanos –dice el mismo Juan-, ahora somos hijos de Dios y aún no se
ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos
semejantes a él, porque lo veremos tal cual es>> (San
Agustín).
Mantengamos
siempre la esperanza de encontrarnos con el Señor, para ello necesitamos
mantener la mirada del corazón hacia todo lo que nos lleva a Él, nuestra
definitiva casa, donde nos reuniremos con la verdadera y gran familia.
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