Amor por el dinero: Comentario 21 de Agosto del 2018
Autor: Padre Manuel de Jesús de los Santos
Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra,
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
El dinero es el amo que más adoradores tiene en el mundo. Es un ídolo muy querido por los hombres y muy dañino. La idea de que el dinero es un ídolo, la da el mismo Cristo: <<No se puede servir a Dios y al dinero>> (Mt. 6,24). O se adora a Dios, creador de todo, o se adora al dinero.
Afirmar esto hoy, es muy atrevido, porque la mayoría de los hombres está presionada por la necesidad del dinero para vivir. Ante todo, hay que hacer una aclaración: una cosa es servirse del dinero para vivir bien y ayudar a los demás, otra cosa es servir al dinero, y por ello preferirlo sobre todos los bienes morales, como son la honestidad, el respeto a los demás, la paz en la familia y en la sociedad, las obras de caridad, etc.
Que hoy se adore el dinero es evidente: algunos lo hacen privilegiándolo por encima de la misma educación de los hijos, que fácilmente dejan solos o en manos ajenas, para ganar más. Otros lo adoran sin importarles la fidelidad matrimonial, el cumplimiento de sus deberes religiosos, la honestidad en el manejo del dinero ajeno. Otros más se postran ante este ídolo hasta dar la vida o quitarla a los demás.
Esta es la sociedad de hoy que obliga a redoblar los turnos de trabajo para solventar los gastos personales y familiares, que van en constante aumento. Donde más se siente esta opresión monetaria es en los países más desarrollados económicamente. Se tienen más comodidades sí, pero también se sufren más preocupaciones y, a veces, más desesperaciones, que en algunos casos llevan al suicidio.
En esos países del primer mundo no se vive mejor, porque no se conoce la felicidad que viene de una mente y un corazón en paz. Es exactamente ahí donde hay más atentados y donde nunca alcanza el dinero. El dinero es un pésimo amo, que quita la paz e induce al hombre a acciones deshonestas que perjudican severamente a los demás. Esto lo vemos en los vendedores de drogas, de armas y de cualquier otro producto nocivo a la salud. También se constata en la mala administración de la justicia y en todo tipo de corrupción.
En los países donde más abunda la corrupción es donde los ciudadanos sufren más pobreza. El amor al dinero envenena la vida de los que buscan riquezas y empobrecen a los demás. Nada de nuevo hay en lo que estamos diciendo. Son constataciones reales, que están a la vista de todos. Siendo así, ¿por qué son tan pocos los que se cuestionan y buscan soluciones?
No hay duda de que Cristo es muy exigente con los que deciden seguirlo. Pero Él no es como los egoístas que exigen para enriquecerse a costa del esfuerzo de los súbditos. Al contrario, Él pide todo lo que tiene el hombre para darle a cambio todo lo que tiene Dios.
Por consiguiente, el que es generoso con Cristo en su pobreza, encontrará a un Dios generoso en su riqueza. Seguir a Cristo es sacrificarse y enriquecerse al mismo tiempo. La de Cristo es una lógica diferente a la que usan comúnmente los hombres; por eso, los que ahora no buscamos vivir según sus enseñanzas, el día de mañana podemos llevarnos una sorpresa al constatar que: <<los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros>> (Mt. 19,30).
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