PRONTOS A ESCUCHARLO
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Una joven bella se acerca al Despacho Parroquial. Se sienta. No sé su nombre, ni se lo pregunto. Me cuenta muchos problemas, algunos graves. Llora. Cuando percibo que me ha contado su drama, le pregunto: ¿Qué puedo hacer por usted? Se levantó, me dio la mano diciendo: "Nada, Padre. Ya lo ha hecho: me ha escuchado", dándome las gracias, siguió su camino. ¡Qué lección! ESCUCHAR.
Cuántas personas necesitan ser escuchadas. No tienen con quién hablar.
Escuchar no es fácil. Supone:
- Atención corporal
- Mirar atentamente
- "Parar" = estirar las orejas
Y así conecto con la persona que me habla.
En las grandes ciudades ¡qué difícil! porque lo que predomina es el anonimato. En los pueblos pequeños, también problema: todos se conocen demasiado.
Lo que es cierto: cuando hay una persona que ESCUCHA acuden las personas como las moscas a la miel.
¿He procurado alguna vez hacer ejercicios de escucha? Primero hay que hacer silencio interior. Tengo que dejar mi mente en blanco. También silencio exterior: no hablar yo, dejar hablar. Así puedo escuchar.
- ¿Escucho a mis familiares, a mis compañeros, a los que están cerca de mí?
- ¿Escucho a la vida que me rodea?
- ¿Escucho a DIOS? porque Él también me habla.
- ¿Percibo, escucho los signos de los tiempos?
- ¿De qué habla la gente, qué quiere contar, de qué habla la vida?
P. Guillermo Santomé
Dominico
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