San José, el santo de la simplicidad, del sentido común, de la sencillez y del silencio: Comentario 19 de Marzo del 2019
Padre Manuel de Jesús de los Santos
Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra,
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
José, como padre del recién
nacido, le circuncida al octavo día y le impone el nombre de Jesús, que era un
derecho inherente a la misión del padre.
José es quien transmite a
Cristo su ascendencia y genealogía y con ello la descendencia de Abraham y la
de David junto a las promesas del reino mesiánico y eterno. (cf Rm 1,3; 2 Tm
2,8; Ap 22,16).
Hablar o escribir sobre San
José suele ser algo paradójico, ya que por un lado resulta ser algo muy simple,
y por la misma simplicidad muchas veces se nos complica.
Pero San José es el santo de
la simplicidad, el santo del sentido común, el santo de la sencillez, el santo
del silencio. Y se podría seguir enumerando los calificativos de su santidad y
todos sus atributos, y no se trata de hacer eso en esta pequeña meditación,
sino que reflexionemos sobre la fiesta de San José y celebremos el encuentro
cariñoso, afectuoso y generoso, de este hombre que Dios llamó a vivir de una
manera sencilla y su respuesta total a la realización del proyecto de salvación
de Dios.
Para hablar de San José, es
necesario hablar del silencio, pues es el santo del silencio, porque desde ahí
supo contemplar el misterio del plan de Dios y porque solo en el silencio se
encuentra lo que se ama. Solo en el silencio amoroso es desde donde se puede
contemplar el misterio más trascendente de la redención, de un Dios que por
amor se ha hecho hombre como nosotros.
Bien podemos decir que San
José es el santo modelo de la fe, porque supo esperar contra toda desesperanza,
por la fe aceptó a María y por la fe aceptó ser padre en esta tierra de Jesús
hecho niño.
Llama la atención que no
escribió nada, no se tiene referencia que haya dicho algo, simplemente obedeció
con gran docilidad. Siempre a la escucha de la voz de Dios, siempre dispuesto a
obedecer a Dios, a pesar de que, más de una vez, las cosas que se le mandaban
no eran fáciles de aceptar.
La simplicidad de vida, el
sentido común vivido con amor, haciendo ordinarias las cosas más
extraordinarias… y viviendo extraordinariamente lo ordinario, porque todo lo
vivió en referencia al Padre.
Hoy que hemos avanzado en el
conocimiento de las ciencias naturales o en las ciencias humanas, parece que
hemos perdido el sentido común también en la vida espiritual y nos cuestionamos
cómo hemos de vivir el Evangelio, como se puede tener certeza de que estoy
obrando bien, y llegamos a reducir la vida del Evangelio con portarse bien… y
nos olvidamos que lo importante es amar y como consecuencia del amor está el
portarse bien.
Sentido común en la vida
espiritual es vivir con docilidad la Voluntad del Padre, es vivir con corazón
agradecido por las bendiciones que de Dios hemos recibido, es ser conscientes
de la misión personal que se nos ha encomendado y ser fieles a ese llamamiento.
Ser cristiano con sentido común, es vivir la fe sin buscar protagonismos, vivir nuestra esperanza con la confianza de las promesas que se nos han hecho y vivir cada instante de vida en el amor, sabedores que solo el amor hace eterno el instante.
Ser cristiano con sentido común, es vivir la fe sin buscar protagonismos, vivir nuestra esperanza con la confianza de las promesas que se nos han hecho y vivir cada instante de vida en el amor, sabedores que solo el amor hace eterno el instante.
Ser cristiano con sentido
común, es vivir la simplicidad de vida con la madurez del realismo, que se
traduce en esa conciencia de que se es capaz de amar y de ser amado. Para hacer
de cada acción, de cada instante, el punto de llegada y el punto de partida de
la realización de la promesa.
San José es Patrono de la
Iglesia Universal porque a él se le encomendó el cuidado de Jesús hecho hombre
y el cuidado de la Virgen María, y es patrono de todos los bautizados porque
cuida desde el cielo por cada uno de nosotros que le hemos sido confiados.
Si bien es cierto que a Cristo se llega por María, por San José nos acercamos a contemplar el misterio de la Iglesia que a él se le ha encomendado. Es la presencia de San José en la Iglesia de Dios, destacada por San Mateo, como varón justo, Esposo verdadero de María y Padre singular y virginal de Jesús.
Si bien es cierto que a Cristo se llega por María, por San José nos acercamos a contemplar el misterio de la Iglesia que a él se le ha encomendado. Es la presencia de San José en la Iglesia de Dios, destacada por San Mateo, como varón justo, Esposo verdadero de María y Padre singular y virginal de Jesús.
Pío IX lo declaró Patrono de
la Iglesia Universal el 8 de diciembre de 1870; aunque la fiesta fue suprimida
más tarde. Actualmente le recordamos y celebramos el 19 de marzo.
Nota: Este comentario fue tomado de la página oficial de
catholic.net.
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