“Dios nos corrige porque nos ama”: Comentario 06 de Febrero del 2019
Padre Manuel de Jesús de los Santos
Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra,
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
<<El
mensaje más fuerte de estos versículos (de la primera lectura) es la
exhortación que se hace a todo creyente a dejarse corregir. Los cristianos a
los que fue dirigida “la carta a los hebreos”, de donde fue sacada la primera
lectura, tenían muchos motivos para arrepentirse y pedir perdón a Dios. Habían
sido débiles ante los adversarios, y pasaron duras crisis al ver a muchos
hermanos sucumbir y abandonar a la Iglesia. Muchos otros no abandonaron la
Iglesia, pero aflojaron su ritmo y se quedaron dañándola con su mediocridad,
sin que hubiera en la comunidad una acción decisiva para cambiar la situación.
La
Iglesia sufre hoy los mismos problemas, pues es humillante reconocer que sus peores
enemigos no son los pecadores que desde afuera la agreden, sino los mismos
cristianos tibios que sólo saben criticarla y no hacen nada por dar testimonio
de la fe que dicen tener. Una Iglesia que no se esforzara en superar sus
miserias fracasaría irremediablemente. Pero Dios ha permitido más de una vez
que ésta sufra las humillaciones que provocan los pecados de sus miembros,
corrigiéndola por medio de ellas.
Lo
mismo pasa a nivel personal a cada cristiano. Cuando se avanza por la vida
olvidando la autenticidad que debe haber en un corazón creyente, se cometen
torpezas. Es entonces cuando Dios se presta a corregir. La prueba que Dios
permite pasar al hombre no debe verse nunca como un castigo vengativo de parte
suya, sino como la corrección que le impedirá hundirse en el abismo de la
mentira y del error, para su propia perdición.
No
se corrige a un bastardo, sino a un hijo que se ama. Es cálida la comparación
que usa el autor para hacer comprender la realidad y acogerla humildemente:
Dios nos corrige para nuestro verdadero provecho, para hacernos santos como Él,
la corrección de Dios puede manifestarse de muchas maneras: un fracaso
profesional, una enfermedad que trunque planes futuros, la aparente derrota
ante un adversario, una humillación pública y vergonzosa, bien sea por la
manifestación de alguna miseria personal o por el cambio repentino de algo que
iba viento en popa. Lo cierto es que quien tiene la suficiente fe y humildad, y
se siente hijo, acepta la corrección. Más vale sufrir un momento de castigo a
la soberbia que perder para siempre el amor de Dios.
En
el evangelio de hoy, encontramos que los que conocen a Jesús, -parientes y
paisanos- no tienen fe, por eso no puede lograr entre ellos lo que hizo en
otras partes. Esto da lugar al proverbio sobre el rechazo del profeta entre los
propios familiares. Situación que, en general, viven los que tratan de hacer
algo a favor del prójimo, las más fuertes dificultades las encuentran entre su
parentela. El misionero o evangelizador debe ser consciente de ello para no
desanimarse.
Por
otra parte, el evangelista Marcos parece sugerir que no todo conocimiento de
Jesús es necesariamente garantía de tener fe. El que manifiestan los paisanos y
parientes los cierra a Dios y no se dejan instruir por Él, mientras que, el que
mostraron Jairo y la mujer enferma (que leímos ayer en el evangelio) es un
conocimiento que los salvó. La fe, es ante todo, una ciencia del Espíritu, más
que una cultura o saber intelectual>>. (Éste texto fue tomado de los
comentarios de la biblia Misionera).
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