Seguir a Jesús exige el “enseguida” y “totalmente”: Comentario 03 de Octubre del 2018
Autor: Padre Manuel de Jesús de los Santos
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
Jesús
exige un seguimiento incondicional, que supere todas las dificultades y venza
todos los obstáculos; no faltan quienes quieren seguir a Jesús siempre y cuando
no les toque tal asunto o les exija tal renuncia.
En
este texto del evangelio se nos propone la posición que corresponde: “Te
seguiré a donde vayas” y como quieras que te siga y hasta que tú quieras que te
siga; yo se que tú fuiste hasta los brazos de la cruz; hasta ese destino deberé
seguirte.
Jesús
nos dice que las zorras tienen sus madrigueras y las aves del cielo tienen sus
nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde descansar su cabeza; es decir que
Jesús no engaña a nadie que quiera seguirlo: exige una entrega total, porque
seguirlo es participar de su misma suerte.
Estas
son las disposiciones para seguir al Señor; seguirlo sin condiciones, sin
limitaciones de ninguna clase; no es suficiente el mero deseo de seguir al
Señor, es necesario que para ello se entienda el valor de la pobreza. Esto
implica el desprendimiento de todo lo que pueda interponerse entre el discípulo
y Jesús.
El
Señor llama al hombre a depender absolutamente de su providencia. Las
seguridades que a veces se pretenden en un estado de vida a su servicio, jamás
podrán estar exentas de tener algo de desconfianza en las palabras del Señor.
Has
oído las palabras de Jesús, que te llama en tus oídos, pero sobre todo en los
oídos de tu corazón: “sígueme”; las mismas palabras que escucharon los
apóstoles. No se pueden anteponer a Jesús ni afectos, ni ningún tipo de
seguridades humanas. Deja todo y a todos por Dios, por atender al llamado de
Dios, por seguir tu vocación; mira que el amor no reconoce dilataciones, ni
tardanzas y el seguimiento de Jesucristo es cuestión de amor y el amor salta
todas las barreras y echa por tierra todos los impedimentos.
No
sé si ya hayas descubierto tu camino o aún te halles en la búsqueda; si no lo
has descubierto aún, pide luz y ten confianza, que en su momento más oportuno,
en el decisivo, Dios se te dará a conocer; tú consérvate en humildad y
disponibilidad para aceptar la voluntad de Dios tal como se te manifieste.
Pero
si ya has sido llamado por Jesús y te encuentras en camino, no mires para
atrás, porque entonces dejarás de avanzar; sin prisa, pero sin pausa has de ir
adelantando cada día en el servicio de Dios, en la dilatación del Reino de
Dios.
No
te dejes invadir por la nostalgia, por lo ya pasado; ya no está en tus manos el
poder cambiarlo o destruirlo; por eso mira solamente hacia adelante, hacia el
porvenir, que debes construir con un sabio y ubicado presente. No valen para el
Reino de Dios los que dan importancia a lo que dejan; solamente valen aquellos
que llenan su vida con su destino de servicio y de entrega.
Por
eso, el seguir a Jesús exige el “enseguida” y el “totalmente”. A ti Jesús te
repite la orden que impartió al otro en su evangelio: “Tú vete a anunciar el
Reino de Dios”; esa es tu misión: evangelizar el mundo; para eso te ha puesto
el Señor en el mundo, para eso te ha adornado de talentos y cualidades, te ha
dado dinero o influencias, o facilidad de palabra, o fuerza de convicción, o
tiempo disponible.
Y
no dejes de entregarte ya desde este mismo momento, no dejes para mañana,
porque de lo contrario ese mañana nunca llegará; enseguida, ahora, ya; ponte de
rodillas delante de Jesucristo y dile: Señor me entrego todo a Ti, dispón de mí
y de “mis pertenencias” como tú quieras y para lo que tú quieras.
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