Necesidad de la oración: Comentario 11 de Octubre del 2018
Autor: Padre Manuel de Jesús de los Santos
Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra,
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
En
el evangelio de hoy, Jesús destaca la necesidad de la oración, como cristianos
debemos aprender a poner en primer lugar las cosas del cielo, a Dios, para que
todo lo demás cobre sentido; y hemos de tener por muy sabido que una de las
maneras para llegar y encontrarnos con Él, es a través de la oración.
El
cristiano que no ora se seca, se vacía por dentro, se muere. Por eso, la
oración debería ser para el cristiano como el aire que se respira, sin el cual,
no es posible la vida; del mismo modo, sin la oración, no hay posibilidad de
vida, no hay frutos, por lo menos frutos buenos no habrán, no hay vida
espiritual, mucho menos apostolados: evangelización u obras de caridad. El
cristiano que no ora se cansa y se frustra, mientras que el que ora, se siente
sostenido por la mano de Dios.
Eficacia
de la oración: Dios nunca es indiferente a las necesidades y súplicas del
hombre, no porque no lo dejemos en paz, si no por amor a nosotros, porque Él es bueno y nos ama. Son tres afirmaciones que se
nos presentan en el evangelio:
1.-
La oración o petición de las necesidades que tengamos (pidan y se les dará).
2.-
La perseverancia para obtener las gracias que pidamos (busquen y encontrarán).
3.-
La seguridad de la bondad de Dios en la concesión de los bienes pedidos (llamen
y se les abrirá).
Son
tres expresiones que quieren expresarnos una idea fundamental: la necesidad de
orar para alcanzar los favores del cielo.
En
tu vida cristiana seguramente tienes un orden de tus cosas, de tus
obligaciones, de tus trabajos, de tus tiempos libres; en ese ordenamiento y
reglamentación de tu tiempo y aún de tu interés por las cosas, no puedes
olvidar el destinar algún tiempo para la oración, en la que pedirás a Dios cuanto
necesites.
Pero
no solamente hay que pedir a Dios lo bienes materiales, no solamente las cosas
que se necesitan para estar seguros en este mundo, sino, y sobre todo, lo que
se necesita para vivir en el cielo con Él; hay que pedirle a Dios su Espíritu Santo
para que nos vaya indicando el camino por donde debemos caminar, para que nos
vaya guiando y santificando. Sin el Espíritu Santo no hay santidad.
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