Los milagros no hacen la fe, la Fe hace los milgaros
Tener fe es la acción que nos lleva a esperar en fidelidad a DIOS aunque todo sea contrario, porque no es tu emoción sino tu convicción.
Cuando Dios mandó a Josué a que el pueblo marchara siete días para que cayeran los muros de Jericó, no fue el marchar lo que ocasionó el milagro, sino la perseverancia, la obediencia, la convicción de confiar en DIOS porque El lo había dicho así y así iba a ser.
Naaman el general sirio que fue animado por una sierva israelí a buscar al profeta Eliseo para que sanara de su lepra, fue y esperaba ser sanado con que solo Eliseo invocara a Dios pero no fue así, le dijo que siete veces se lavara en el Jordán, y eso le molestó y se fue, pero al final obedeció y sanó.
Por eso, la Fe va más allá de ver un milagro en nuestra vida, la Fe que agrada a Dios es aquella que se mantiene firme en tiempos malos y buenos momentos, es la que aún en la aflicción su alma se goza porque cree al que le dijo: Nunca te dejaré ni te desampararé.
Esa clase de FE es la que
te transporta a ver más allá de los ojos terrenales, es la que te da una paz inexplicable, es la que te consuela, te anima, y te llena de gozo aún en la escasez y enfermedad, porque sabes que Dios está ahí y si te ha dicho que todo estará bien así será y esperarás en oración y descansando en su Palabra.
Esta es la fe que agrada a Dios, que no seamos incrédulos de sus promesas, que aunque los muros no se caigan después de los siete días, habrá que seguir dando vueltas si es que de esa manera, Dios lo ha determinado.
Muchas veces de igual manera no seremos sanos ni recibiremos un milagro con solo orar, necesitamos tener convicción que nuestro galardón no es terrenal.
Por eso en todo momento regocíjate en Su presencia, cada día alimenta tu espíritu y verás su Gloria teniendo una fe como nunca antes has experimentado, esa fe que nos da solidez en nuestro diario vivir, que aunque venga la dificultad y no podamos ver la salida con claridad estamos seguros que Dios está con nosotros y nunca nos dejará solos o desamparados, entonces sabremos que El siempre será la respuesta, no el milagro.
Dios nos bendice, seamos Iconos
Padre Manuel de Jesús
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