Los Obispos uruguayos invitan a una renovación de la fe
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Llaman a expresar esta renovación a través de la profesión del Credo Niceno-Constantinopolitano en la Santa Misa
El 26 de febrero, durante la celebración del Miércoles de Cenizas que dio inicio al tiempo de Cuaresma, los Obispos del Uruguay enviaron una carta a los católicos invitando a la renovación de la fe y expresarla en la Misa con la profesión del Credo Niceno-Constantinopolitano.
Llaman a expresar esta renovación a través de la profesión del Credo Niceno-Constantinopolitano en la Santa Misa
El 26 de febrero, durante la celebración del Miércoles de Cenizas que dio inicio al tiempo de Cuaresma, los Obispos del Uruguay enviaron una carta a los católicos invitando a la renovación de la fe y expresarla en la Misa con la profesión del Credo Niceno-Constantinopolitano.
Hacia el V Congreso Eucarístico Nacional
La misiva comienza recordando la celebración de noviembre pasado, a los pies de la Virgen de los Treinta y Tres. Y reiteraron la invitación a todos los católicos que peregrinan en el Uruguay al V Congreso Eucarístico Nacional, que tendrá lugar en el mes de octubre de 2020 en Montevideo. “Deseamos que este encuentro nacional sea la culminación de un camino que recorramos juntos este año”, manifestaron los obispos.
El tema del Congreso será “La Eucaristía: sacrificio de Cristo que salva el mundo”, que se expresa en el lema "Tomen y coman: mi cuerpo entregado por ustedes". “Desde la entrega de Jesús y su ofrenda, centramos el objetivo que procuramos alcanzar: la renovación de le fe del pueblo de Dios que peregrina en Uruguay, de modo especial en el misterio eucarístico”, afirmaron los pastores de la Iglesia uruguaya.
Los obispos expresaron en la carta que “La fe cristiana, la fe católica, no son unos sentimientos, ni unas ideas sueltas, sino que es el acceso a la plenitud de la realidad, de la verdad, a Dios mismo, al Padre, por Cristo en el Espíritu Santo. Esta fe que cada uno profesa, la recibe, la proclama y la vive en la fe de la Iglesia Católica. Por eso, la fe católica, que se formula en distintas afirmaciones, es una”.
La misiva comienza recordando la celebración de noviembre pasado, a los pies de la Virgen de los Treinta y Tres. Y reiteraron la invitación a todos los católicos que peregrinan en el Uruguay al V Congreso Eucarístico Nacional, que tendrá lugar en el mes de octubre de 2020 en Montevideo. “Deseamos que este encuentro nacional sea la culminación de un camino que recorramos juntos este año”, manifestaron los obispos.
El tema del Congreso será “La Eucaristía: sacrificio de Cristo que salva el mundo”, que se expresa en el lema "Tomen y coman: mi cuerpo entregado por ustedes". “Desde la entrega de Jesús y su ofrenda, centramos el objetivo que procuramos alcanzar: la renovación de le fe del pueblo de Dios que peregrina en Uruguay, de modo especial en el misterio eucarístico”, afirmaron los pastores de la Iglesia uruguaya.
Los obispos expresaron en la carta que “La fe cristiana, la fe católica, no son unos sentimientos, ni unas ideas sueltas, sino que es el acceso a la plenitud de la realidad, de la verdad, a Dios mismo, al Padre, por Cristo en el Espíritu Santo. Esta fe que cada uno profesa, la recibe, la proclama y la vive en la fe de la Iglesia Católica. Por eso, la fe católica, que se formula en distintas afirmaciones, es una”.
La importancia del credo
“La unidad de la fe, subrayaron los obispos, se expresa en las oraciones que llamamos 'credo', porque comienzan con la palabra ‘creo’, es decir, afirmo como verdadero, porque Dios lo ha revelado. Los credos son llamados también ‘símbolo de la fe’, en el sentido que reúnen en un conjunto lo principal de la realidad revelada que creemos”.
El credo que se reza actualmente, llamado Credo Apostólico, más breve, es el propio de la liturgia bautismal, y los obispos afirmaron que “ha de ser mantenido para la profesión de fe de los catecúmenos”.
Sin embargo, “Para ayudar a la renovación de la fe y a su profundización los Obispos del Uruguay decidimos que a partir del Domingo de Pentecostés de 2020, en todas las Misas en que esté señalada la profesión de fe ésta se haga con el Símbolo o Credo Niceno-Constantinopolitano”, sostuvieron.
“La unidad de la fe, subrayaron los obispos, se expresa en las oraciones que llamamos 'credo', porque comienzan con la palabra ‘creo’, es decir, afirmo como verdadero, porque Dios lo ha revelado. Los credos son llamados también ‘símbolo de la fe’, en el sentido que reúnen en un conjunto lo principal de la realidad revelada que creemos”.
El credo que se reza actualmente, llamado Credo Apostólico, más breve, es el propio de la liturgia bautismal, y los obispos afirmaron que “ha de ser mantenido para la profesión de fe de los catecúmenos”.
Sin embargo, “Para ayudar a la renovación de la fe y a su profundización los Obispos del Uruguay decidimos que a partir del Domingo de Pentecostés de 2020, en todas las Misas en que esté señalada la profesión de fe ésta se haga con el Símbolo o Credo Niceno-Constantinopolitano”, sostuvieron.
El Credo Niceno-constantinopolitano
A continuación expresaron algunas de las razones para el empleo permanente del Credo Niceno en la Misa. Por un lado los obispos explicaron que “Este símbolo desarrolla más algunas dimensiones de la realidad de la fe, verdades muy importantes que han de ser conocidas explícitamente y creídas por el Pueblo de Dios, en particular Jesucristo Hijo Eterno del Padre, la divinidad del Espíritu Santo, las notas de la verdadera Iglesia”.
En segundo lugar argumentaron que “El Credo Niceno es el propio de la Liturgia Eucarística. Cuando se introdujo el Símbolo en la Misa se realizó por razones pastorales, para afirmar la fe del Pueblo cristiano y fundar en ello una rica catequesis”. Y añadieron “Hoy en día, nuestro pueblo tiene grandes carencias en el conocimiento de la fe, nos urge una reevangelización fundada en la verdad de Cristo y su obra, de la Santísima Trinidad y su comunicación en la Santa Iglesia”.
Por último, los Obispos de Uruguay llamaron a procurar una renovación de la fe los 50 días de la Pascua, siguiendo las afirmaciones de este símbolo. “Esta etapa de nuestro camino común hacia el Congreso Eucarístico culminará con una Solemne Renovación de la Profesión de fe, con el rezo o canto del Credo Niceno-Constantinopolitano a realizarse en cada parroquia del país el Domingo de Pentecostés”, sostuvieron. “De allí en adelante se rezará este Credo en la Misa, aunque por cierto se puede y se recomienda que ya sea proclamado”, añadieron.
A continuación expresaron algunas de las razones para el empleo permanente del Credo Niceno en la Misa. Por un lado los obispos explicaron que “Este símbolo desarrolla más algunas dimensiones de la realidad de la fe, verdades muy importantes que han de ser conocidas explícitamente y creídas por el Pueblo de Dios, en particular Jesucristo Hijo Eterno del Padre, la divinidad del Espíritu Santo, las notas de la verdadera Iglesia”.
En segundo lugar argumentaron que “El Credo Niceno es el propio de la Liturgia Eucarística. Cuando se introdujo el Símbolo en la Misa se realizó por razones pastorales, para afirmar la fe del Pueblo cristiano y fundar en ello una rica catequesis”. Y añadieron “Hoy en día, nuestro pueblo tiene grandes carencias en el conocimiento de la fe, nos urge una reevangelización fundada en la verdad de Cristo y su obra, de la Santísima Trinidad y su comunicación en la Santa Iglesia”.
Por último, los Obispos de Uruguay llamaron a procurar una renovación de la fe los 50 días de la Pascua, siguiendo las afirmaciones de este símbolo. “Esta etapa de nuestro camino común hacia el Congreso Eucarístico culminará con una Solemne Renovación de la Profesión de fe, con el rezo o canto del Credo Niceno-Constantinopolitano a realizarse en cada parroquia del país el Domingo de Pentecostés”, sostuvieron. “De allí en adelante se rezará este Credo en la Misa, aunque por cierto se puede y se recomienda que ya sea proclamado”, añadieron.
Credo Niceno-Constantinopolitano
Creo en un solo Dios; Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Creo en un solo Dios; Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
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