Nuestra misión es dar testimonio de Jesús, el Hijo de Dios: Comentario 04 de Abril del 2019
Padre Manuel de Jesús de los Santos
Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra,
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
Uno
sólo es la Luz: Jesús. Y a esa luz tenemos que acercarnos para que ilumine
nuestra vida. Hoy Jesús claramente nos está invitando a creer en Él, que
escuchemos su Palabra, que le aceptemos como al Hijo de Dios, que veamos las
obras que realizó y que sigue realizando entre los hombres; siempre hizo el
bien, enseñó sobre el mandamiento del amor, nos enseñó a perdonar y a amar a
los enemigos, a orar en todo momento, a ayudar a los más necesitados y asistir
a los enfermos; Él fue el primer misionero del Padre que saliendo de sí mismo
se rebajo hasta tomar nuestra misma condición humana, se hizo pobre para
enriquecernos a todos y, luego, fue obediente al Padre para cumplir su voluntad
hasta tal punto de dar su vida por amor a nosotros. Él es nuestro modelo a
seguir, por eso, es el camino la verdad y la vida. Su testimonio habla de sí
mismo, pero sobre todo nos revela el amor entrañable del Padre. Jesús nunca
vino a buscar la gloria de los hombres, sino la gloria del Padre, por eso,
siempre buscó hacer su voluntad.
Tanto
Juan como Moisés hablaron y dieron testimonio de las obras de Dios y de la
persona de Jesús como el Hijo enviado de Dios. Ahora nos corresponde a
nosotros, de igual forma seguir dando testimonio del amor de Jesús para que, a
través de nuestra persona, otros hombres puedan escuchar la Palabra de Dios que
transforma el corazón y da vida, para que otros también logren reconciliarse
con Dios y Él les perdone sus pecados y, para que muchas almas alcancen la
salvación. Tanto Juan como Moisés descubrieron que su vida debía apuntar hacia
Dios, descubrieron que tenían una misión grande: dar testimonio, ser
instrumentos, ser como la sal que da sabor aunque no se note que está ahí. Por
eso, para dar testimonio de Jesús necesitamos de la humildad, buscar mostrar a
Dios y no mostrar nuestra propia persona, buscar la gloria de Dios en todo lo
que hacemos y decimos y no la gloria y el reconocimiento humano que son
pasajeros y efímeros. Es necesario menguar para que Él crezca. Pero también
necesitamos del mismo amor que movió a Jesús para llevar a cabo la voluntad del
Padre, sin amor no hay humildad y mucho menos obediencia, sin amor terminaremos
por buscarnos a nosotros mismos (egoísmo) y no la obra de salvación del Padre.
Entendamos, entonces, que nuestra misión es dar testimonio de Jesús como el
Hijo enviado de Dios que da vida y crea la paz.
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