“Día de los santos Inocentes”: Comentario 28 de Diciembre del 2018
Padre Manuel de Jesús de los Santos
Fuente: Misioneros Servidores de la Palabra,
Parroquia Santa Marìa de los Ángeles
En
el evangelio de hoy, encontramos en primer lugar, la figura de San José como
todo un verdadero Padre que cuida y protege a Jesús, defiende la vida. En la
Sagrada Familia, José es el hombre que aparece con menor dignidad entre Jesús y
María, sin embargo, él era la autoridad y por eso el ángel se le aparece a él,
y es él el que da la orden de partir hacia Egipto y el que se pone al frente de
la marcha. Dios lo eligió a él también para llevar adelante esta gran misión,
éste plan de Dios de salvar a los hombres a través de su Hijo Jesús.
San
José, aparece como el hombre humilde y obediente; humilde porque sabía
perfectamente por revelación del ángel quienes eran José y María, entendía perfectamente
que su misión era custodiar las dos vidas con mucho esmero y cariño, y así lo
hizo, pero sin salirse de su lugar que le correspondía en la Sagrada Familia;
obediente porque era un hombre de mucha confianza en el Señor, a las Palabras
del ángel: “Levántate, toma al niño y a
su madre y huye a Egipto”, José obedeció y en ningún momento cuestionó,
indago o titubeó, sino que se aferró a las palabras del ángel y sabía que tenía
que hacerlo pronto, no dejarlo para mañana porque Jesús y María corrían mucho
peligro. Así, José vuelve a aparecer nuevamente como el hombre justo, porque sin que él sea el padre
biológico del niño está dispuesto a dar la vida por él.
Hermoso
ejemplo para nosotros que, como José, debemos guiarnos en nuestra vida por la
Palabra de Dios, que nos hace conocer su voluntad a través de nuestros
superiores. Y que, a pesar de que alguna persona (niño, joven, adulto, anciano)
no pertenezca a nuestra familia, hemos de respetarle su dignidad y sus derechos
de vivir; de cualquier persona que se trate, Dios nos va a pedir cuentas de lo
que hicimos o de lo que no hicimos por ella.
Mientras
tanto, en segundo lugar, aparece Herodes como la figura contraria: soberbio,
autoritario, violento, avaro y ambicioso, que confía solamente en sí mismo, en
su poder y que se deja mover por su falta de personalidad, por sus miedos e
intereses. La crueldad de Herodes es estremecedora: para conseguir su designio
maligno, ordena la matanza de los inocentes. Lamentablemente, este trago se
repite todos los días, pues es llevado a cabo de parte de muchos “papas”, que
para no tener mayores problemas en “su vida”, recurren al aborto de un ser
inocente; o de “muchos”, que para enriquecerse, promueven el aborto y/o hasta
mandan crear clínicas que los practiquen, profesando que es un derecho legítimo
de toda “mujer”.
¿Por
qué temes, Herodes, al oír que ha nacido el Rey? Él no ha venido para
destronarte, sino para vencer al diablo. Pero esto tú no lo entiendes y por
esto te alteras y te llenas de furor; y, para perder al único niño que buscas,
te conviertes en el cruel asesino de muchos… Matas los cuerpos de los niños,
porque a ti el temor te mata el corazón; y piensas que, si logras tu objetivo,
podrás vivir por largo tiempo, cuando en realidad pretendes matar al que es la
Vida en persona.
Aquellos
niños sin saberlo mueren por Cristo, y sus padres lloran la muerte de aquellos
mártires… ¡Cuán grande y gratuito es el don! ¿Qué merecimientos tenían aquellos
niños para obtener la victoria? Aún no hablan y ya confiesan a Cristo. Sus
cuerpos no tienen aún la fuerza suficiente para la lucha y han conseguido ya la
palma de la victoria.
Pidamos
a la Sagrada familia que nos enseñen a vivir como verdaderos Hijos de Dios, que
respetemos y amemos la vida humana, y para que cesen cualquier tipo de
esclavitud, violencia y muerte de muchas personas inocentes que se convierten
en víctimas de la tiranía y del poder egoísta de “muchos”.
Amėn.
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