El muchacho de los panes y los peces
Pasa muy desapercibido en el relato.
Apenas se menciona, pero su presencia y generosidad fueron claves para que Jesús obrara el milagro.
De hecho, cuando Felipe le señala, bien hubiera podido decir: 'Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces, pero no sé si quiera entregarlos y, de cualquier modo, qué es eso para tanta gente?
Todos los milagros de Jesús requirieron de la fe de quienes los pedían. Este además, requirió de la generosidad de aquel muchacho
Para obtener el milagro de la propia conversión o del propio progreso espiritual y humano, siempre se requiere generosidad.
Darlo todo y darlo de corazón.
Igualmente cuando se trata de la ayuda a los demás, muchas veces tenemos en nuestras cestas los cinco panes y dos peces que necesita nuestro prójimo.
A veces es una limosna, a veces es ceder el paso en la calle o una simple sonrisa que devuelva la confianza a nuestros hijos o compañeros de trabajo, después de que hemos sufrido algún percance.
Los cinco panes son, sin duda, una representación de los talentos que DIOS nos ha regalado. Sólo en la medida en que los demos a los demás, fructifican y rinden todo cuanto pueden. Si los guardamos para nosotros mismos, pueden echarse a perder.
Hay que recordar que el milagro comienza cuando aquel muchacho cedió al Maestro sus panes, para que diera de comer a toda una multitud...
Hermanos, Dios nos bendice
Seamos Iconos
Padre Manuel de Jesús
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